Elecciones 2026 | Recambio | Congreso Bicameral |Gabriela Vega Franco politóloga y directora de Recambio “Un solo partido no va a resolver el deterioro de la democracia” | ENTREVISTA | POLITICA – El diario andino



Aprender de democracia a partir de las discrepancias. La organización Recambio ha lanzado un programa gratuito para quienes aspiran a postular al Congreso de la República en el 2026, ya sea para la Cámara de Diputados o al Senado. No importa la filiación partidaria. El objetivo: construir desde la pluralidad. Su directora, Gabriela Vega Franco, reflexiona sobre lo que se viene para las próximas elecciones y comenta su nuevo programa.
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— Para un eventual candidato en 2026, indistintamente de la postura ideológica que defienda y el partido que lo aúpe, ¿cuál será el principal reto que deberá hacer frente en la campaña?
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Existen tres principales retos. Primero, la crisis de representación, la sensación de la ciudadanía de que nadie les representa (ocho de cada diez peruanos consideran que no está representado por ninguna autoridad). Segundo, la desconfianza. No solo el descrédito frente a la política, sino la desconfianza que tenemos los unos a los otros como peruanos. El último, la polarización, el nivel de confrontación y polémica en el que hemos entrado que hace que una campaña política en ese contexto no solo tenga que lidiar con el convencer, ganar legitimidad y buscar representar, sino enfrentar el hecho de que dices una cosa y estás en un bando, dices otra y estás en el otro. Y va abriéndose paso un cuarto elemento: el financiamiento de campaña y la capacidad de hacer frente y deslinde real frente a las economías ilegales en la política.
— La alta proliferación partidaria da pie a advertir una campaña caótica y muy polarizada, ¿pero justamente ello no podría convertirse, a la vez, en una posibilidad para nuevas formas de construir consensos? ¿Hay esperanza en medio del caos?
Con 43 partidos políticos no hay predictibilidad que valga. Pero si nos ponemos a ver cómo en ese contexto de incertidumbre podemos enfrentarla, creo que tenemos más claro que nunca que un solo partido no va a resolver el deterioro de la democracia y la capacidad estatal en nuestro país. Y no va a haber gobernabilidad sin apostar por el trabajo multipartidario desde la pluralidad. En ese sentido, las alianzas, por ejemplo, a 20 días de que se cierre la posibilidad de hacerlas, son importantes. Pero creo que los ciudadanos no solamente están interesados en quién se alía con quién y quién es el candidato, sino en cómo se puede tener mejores prácticas, cómo tener alianzas que no sean transaccionales. No sé si diría que tenemos que tener esperanza, pero sí un tremendo sentido de urgencia y que la ciudadanía es completamente consciente de ello.
— ¿Hay una expectativa por las alianzas en la ciudadanía?
Sí, lo dicen las encuestas. Pero sobre todo en nuestra experiencia en Recambio hemos identificado entre los participantes de más de 20 partidos que han trabajado en nuestros programas que, incluso dentro de los mismos militantes, hay una vocación de reconocimiento de agendas comunes y de priorización de problemas públicos.
«Un solo partido no va a resolver el deterioro de la democracia». (Foto: Antonio Melgarejo para )
/— Si bien un solo partido no va a detener el deterioro de la democracia. ¿Consideras entonces que esta reflexión existe también al interior de los partidos políticos?
Sí. Cada vez es más claro que la crisis que tenemos es una crisis sistémica. Y entonces para poder tener no solo una mejora del sistema político, sino la calidad de nuestra democracia, todos los partidos políticos tienen que alzar su voz y hacer autocríticas y, a la vez, propuestas concretas de mejora. Pero creo que no son solo los partidos los que tienen que hacerlas. Nosotros, la ciudadanía y la sociedad civil, la prensa, el empresariado, la academia misma tiene que ser consciente del rol que juega en este sistema y cómo la mejora de la democracia va a pasar cuando todos los liderazgos de cada uno de los grupos tengan apuestas más democráticas y menos polarizadas también.
— Un estudio de Datum Internacional arrojó que un 65% de los jóvenes -que votarán por primera vez- afirma que no participaría en política “de ninguna manera”. ¿Cómo interpretar ese rechazo tajante, que cada vez se hace más palpable?
Creo que el rechazo a la política es un rechazo a la política que se ve que se está haciendo en el país, que va en línea con el hecho de no sentirse representado. Es como la pregunta de si nos interesa o no la política: seis de cada diez jóvenes responde que no. Pero si la pregunta fuese si están preocupados, indignados por la inseguridad, la corrupción, el empleo, su educación, no sería la misma la respuesta. Tenemos que tener claridad de que los peruanos de todas las edades estamos preocupados por lo que estamos viviendo y que respondamos que no nos interese la política no quiere decir que no estemos haciendo cosas en la vida cotidiana que reflejen el compromiso por resolver estos problemas. No solo para nosotros, sino por nuestros distritos, para nuestras comunidades.
— ¿Pero es indiferencia, desconfianza o una apatía generalizada de un grupo electoral que puede ser clave en la siguiente contienda?
Me costaría decir que existe una apatía generalizada entre las juventudes. Desde nuestra experiencia, la prueba es que los jóvenes a lo largo y ancho de todo el país, inclusive de posturas políticas completamente distintas la una en la otra, o de quienes todavía la están buscando, están preocupados y están haciendo muchísimas cosas para revertir la situación. Por eso decía que la política no es solamente el entendimiento de la palabra en lo formal, sino más bien en lo cotidiano. La cantidad de jóvenes haciendo voluntariado, participación política en sus universidades o centros de estudios, formando organizaciones civiles de múltiples tipos, es política. Aunque no estemos acostumbrados a llamarla de esa manera. Hacer política es tomar acción para transformar lo colectivo. Y creo que existen muchísimas iniciativas hoy, desde lugares insospechados y formas que rompen el estándar, que habla de un compromiso por el otro y por lo público.
— Ante este escenario, con los 43 partidos que participarán en las EG2026, ¿aquellos “nuevos” que recién lograron su inscripción tienen una ventaja per se en el partidor electoral?
Creo que más bien es relativo, todos tienen sus ventajas y desventajas. Puede ser que algunos de estos partidos no sean identificados con la crisis actual, pero puede ser que algunos tengan líderes que sí, con lo cual no necesariamente tienen una diferenciación per se. A la misma vez, no tienen la marca partidaria y la recordación que tienen algunos otros partidos. Así que, en cualquier caso, creo que el descrédito no solo llega a quien ha estado en política, sino a quien quiere ejercerla. Y, por eso, ojalá las organizaciones políticas que ingresan por primera vez no se concentren tanto en quién tiene el mensaje más polémico, sino quién puede dar prueba de tener mejores prácticas para [luchar contra] la corrupción, quién tiene más vocación de representación, quién va a hacerle más freno a la impunidad o va a tener una propuesta real a los problemas que tenemos.
— Otro estudio de Datum Internacional evidenció la desconfianza en la transparencia de los organismos electorales. Pasó de 63% a 73%, en pleno proceso ya convocado. ¿Hay una tarea pendiente para recuperar legitimidad?
Sin duda. En el contexto de desinformación y la polarización, los organismos electorales tienen una gran tarea de transparencia y comunicación de una gestión íntegra dentro de sus organizaciones. Creo que vienen tratando de hacer un esfuerzo por brindarle esas pruebas a la ciudadanía, pero me gustaría también puntualizar que la integridad de las elecciones; es decir, que el proceso sea independiente y sea justo, es una responsabilidad compartida. Partidos, candidatos, miembros de mesa, votantes, prensa inclusive, además de las autoridades electorales, tienen que ser parte de ese respeto del proceso y a la misma vez supervisores y garantes. Así que creo que todos tenemos un rol democrático que cumplir de cara a las próximas elecciones, no solo los organismos electorales.
— Más allá de los partidos y los organismos electorales, ¿qué rol puede jugar la sociedad civil para tender puentes en medio de la polarización?
La respuesta corta es que no hay democracia sin ciudadanía ni participación política, y mejorarla sin ella va a ser imposible. Tan importante como el rol que juega la ciudadanía frente al Estado y frente al poder, hay otro rol que juega frente a sí misma. Tenemos derechos y deberes también frente a nuestros pares; y el poder y los roles que cada uno cumple en los distintos sectores de la sociedad también puede fortalecer o destruir la democracia. Por ejemplo, en las próximas elecciones, la cultura de convivencia democrática, el combate a la desinformación y la polarización, la vigilancia, el voto informado, son trabajos que nadie va a poder hacer por nosotros. Así que, además de los roles de observación electoral, de ser miembros de mesa, hay un trabajo para de alguna manera sumar al caos o ser elementos constructivos. Y creo que, en ese sentido, lo que conversamos en nuestras casas, por ejemplo, que está aprobado que forma parte de lo que los jóvenes tienen especialmente en cuenta al decidir sus posiciones políticas, es relevante. No es que se trate de hacer solamente grandes cosas en el espacio público. Se trata de también ejercer estos roles reflexivos y analíticos dentro de nuestras conversaciones con nuestros amigos y familia.
«El descrédito no solo llega a quien ha estado en política, sino a quien quiere ejercerla». (Foto: Antonio Melgarejo para )
/— ¿En qué consiste el “Programa de Aspirantes al Congreso” que está promoviendo Recambio?
Recambio es una escuela apartidaria y plural de formación política democrática. Y lo que hemos venido haciendo es ofrecer a personas que quieran hacer política experiencias formativas que les permitan generar vínculos de respeto, identificar puntos de acuerdo entre ellas, al mismo tiempo que mejoran sus capacidades. En esta oportunidad, con ocasión de las elecciones, estamos abriendo una experiencia formativa 100% gratuita, dirigida a personas de distintas regiones, trayectorias, partidos y posiciones políticas que aspiran a postular al Congreso en el 2026. La idea es formar parte de la construcción de una generación plural de congresistas que tengan verdadera vocación democrática y compromiso con una representación efectiva.
— ¿Qué es lo que se va a impartir y cuál es el objetivo final?
Todos nuestros programas están marcados por la diversidad y la pluralidad. Hasta ahora Recambio he recibido más de 350 participantes de entre 21 y 71 años, procedentes de 24 regiones y también de 20 organizaciones políticas de izquierda, derecha, centro, progresistas, liberales y conservadores. Uno de los elementos diferenciadores de este programa es que van a poder aprender de democracia con otras personas que viven en este país y que tienen probablemente miradas distintas a ellos. Pero, además, trabajaremos temas tan específicos como conceptos fundamentales de política y democracia y cuáles son las amenazas actuales que hay, cuál es el rol de un parlamentario, cuáles son las reglas y los procesos electorales que van a tener que vivir en campaña, comunicación política y electoral y habilidades para construir narrativas sólidas, coherentes, además libres de violencia. Pero creo que el componente más importante para nosotros es poder incorporar no solamente conceptos y conocimientos, sino también herramientas de liderazgo, ética pública y ejercicio político de debate plural y democrático.
— Es un gran reto el solo hecho de tener en un mismo espacio a personas que no necesariamente piensan políticamente iguales….
De hecho, no es que no necesariamente, está diseñado especialmente para que sean personas que piensan diferente y para personas que viven experiencias del Perú distintas. Hemos aprendido con los años, con estas ya más de siete promociones que han pasado por Recambio en estos dos años y medio, que el encuentro de estas personas marca un antes y un después. No solo en la percepción de la democracia, sino en la manera en que podemos ser críticos no solo de los demás, sino también de nuestras propias posturas. En ese sentido, no se busca que solamente nos concentremos en los consensos, sino también en gestionar nuestras discrepancias de forma más productiva y democrática. Y eso pasa por aprender, sobre todo, a confrontarnos como peruanos que pensamos diferentes, que tenemos visiones distintas, pero sin violentarnos. Creo que ese va a ser el principal reto que vamos a tener al 2026.
— ¿Qué tiempo va a durar el programa?
El programa dura mes y medio. Es híbrido, tendrá un módulo virtual y otro presencial. Vamos a tener 100 vacantes, 50 pensadas para personas que quieran ir a la Cámara de Diputados y 50 para personas que quieran ir a la Cámara de Senadores. Son programas gratuitos, de lo único que se tienen que preocupar los participantes es de los requisitos que son: estar interesado en postular al Congreso, no tener antecedentes penales y policiales y cumplir con los requisitos para ser candidatos (es decir, ciudadanía peruana y más de 25 años para ser diputados y más de 45 para ir al Senado). Y estar verdaderamente motivado e interesado en abordar la democracia desde la pluralidad y la diversidad.
— ¿Dónde y hasta cuándo se pueden presentarse las postulaciones?
Es una convocatoria a nivel nacional. Solamente deben ingresar a la página web www.recambio.pe y dejar sus datos. Van a recibir el formulario que van a poder llenar y adjuntar todos los documentos necesarios para postular. La convocatoria va a estar abierta hasta el 10 de agosto.