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Política

Congreso José Jerí marzo 15 octubre Dina Boluarte José Jerí y su prioridad imposible, crónica de Fernando Vivas TLCnota | POLÍTICA – El diario andino

Congreso José Jerí marzo 15 octubre Dina Boluarte José Jerí y su prioridad imposible, crónica de Fernando Vivas TLCnota | POLÍTICA

 – El diario andino
CERRADO: Gremios empresariales instan al Congreso a otorgar al Ejecutivo facultades legislativas para enfrentar la delincuencia

La mayoría de los partidos no tenían interés en gobernar la precaria papa, por lo que se lo dejaron a José Jerí, sólo porque ya tenía el club en la mano y presentían que su partido, Somos Perú, no lo iba a dejar en paz. Cuando terminó de anunciar la vacancia de Dina, que lo convirtió repentinamente en presidente del Perú a los 38 años, Jerí Fernando Rospigliosi puso al frente al Congreso y se retiró para preparar su discurso inaugural.

Boletín mientras tanto

Jerí leyó lo obvio y empalmado en el resto: la lucha contra la inseguridad como plan A, plan B y plan C. La lucha contra la criminalidad no sólo se convirtió en una prioridad sino la razón de ser de su gobierno. De hecho, es la principal razón por la que ha conseguido superar el umbral de los 6 días que Manuel Merino no pudo superar en 2019 (aunque todavía tiene la soga al cuello). El primer gesto de su gobierno fue hacer circular una fotografía suya en palacio con los cinco generales mayores (el del Estado Mayor Conjunto, el Ejército, la Armada, la Fuerza Aérea y la Policía). El mensaje figurado le resultó bueno, aunque triste para la república: ‘aquellos, los uniformados, que tienen más estabilidad y legitimidad que yo; Serán mi mano fuerte contra el crimen.’

«El Presidente y el Primer Ministro aparecieron en El Potao en una de esas ceremonias donde las fuerzas del orden van a dejar que el poder político civil descubra quién tiene la ventaja».

La siguiente figura era más republicana: la presidenta accidental y presidenta del Tribunal Supremo, Janet Tello; el todavía fiscal, Tomás Gálvez; y el tercer vicepresidente de la asamblea, Ilich López. La idea principal de la reunión era tomar medidas para crear una especie de sistema antichantaje interconectado entre los distintos países. Es decir, cambiar la velocidad y alcance de las engorrosas reuniones del Conasec (Consejo Nacional de Seguridad Ciudadana) que preside la Dina; para una convocatoria urgente con una agenda limitada, para que podamos ver a los poderes fácticos, con Dina involucrada, aparentemente desafectos «trabajando juntos». Pero sin que los ministros se den cuenta y sin un presidente cuya mente esté centrada en el nombramiento de su gobierno, es posible que el contenido de estas primeras conversaciones cambie por completo.

El Presidente José Jerí participó en diversas obras en diversas sedes de la Policía Nacional (PNP) en reconocimiento a los agentes que participaron en el manejo de las protestas del pasado 15 de octubre. (Foto: Presidente)

/ JAIRO DIAZ

Ayuda, alcaldes

Con la semana cerrada, el gabinete juramentado y las protestas en marcha, Jerí ha tratado de mantener la percepción de que su prioridad es en realidad la seguridad. Pero no lo ha logrado. El nuevo ministro del Interior, Vicente Tiburcio, tiene un perfil que halaga a la mayoría del Congreso y la narrativa de «necesitamos estas inteligencias que derrotaron al terrorismo de Sendero Luminoso y hoy necesitamos derrotar al terrorismo urbano». Tiburcio fue el mismo miembro del GEIN que arrestó a Abimael Guzmán y en 2022 fue retirado por Pedro Castillo, con toda probabilidad porque tenía presos advertidos contra sus tres primos. La gran epopeya anti-Senderista y la pequeña epopeya anti-Castillo van de la mano. Pero ahora el ministro es un general débil y dudoso, sin muñeca política, dominado por el jefe del PNP, Óscar Arriola, quien lo desinformó y discrepó abiertamente con él sobre la supuesta culpabilidad del teniente Luis Magallanes en la muerte de Eduardo Ruiz (32).

Ahora estos generales veteranos, tanto Tiburcio como Arriola, fusionados en la Dircote (Dirección Contra el Terrorismo), han tenido que adaptar su experiencia antiterrorista de «tomamos la iniciativa y matamos la lacra» a un enemigo muy diferente. Ahora hay muchos jefes de diversas organizaciones criminales que actúan como franquicias de pandillas y delincuentes. Esta complejidad se aborda de otra manera; pero los Generales y los Ministros del Interior se turnan sin comunicarnos sus lecciones, adaptaciones y objetivos. Por ejemplo, deberían decirnos que de aquí a diciembre esperamos reducir en un 20% el número de denuncias por extorsión o tomar territorio en tal o cual zona. Muchos expertos recomiendan aclarar este primer paso metodológico antes de hablar de métodos. Ni siquiera hemos dado ese primer paso esta semana.

Jerí, el presidente accidental, brindó otro apoyo a su precario gobierno: convocar al alcalde de Lima a una reunión con la crisis de inseguridad como única agenda. Puedo asegurarles que los veinte Ministros presentes tienen mucha más aprobación que los diputados o los ministros. No tenemos cifras concluyentes porque no se miden periódicamente, salvo Rafael López Aliaga, que ha dimitido como alcalde de la región capital con números envidiables en la asamblea legislativa y en el ejecutivo (42% según Datum de junio). En la transmisión en vivo, los alcaldes emitieron todas las prescripciones de marketing innecesarias, que están mucho más allá de sus recursos y autoridad; y lo expresaron en una carta de apoyo al compromiso anticrimen de Jerís, leída por Renzo Reggiardo, quien debutó como alcalde de la región capital en reemplazo de López Aliaga.

Un notorio disidente en la reunión del ayuntamiento, el popular intendente de Magdalena y precandidato a alcalde de Lima por Avanza País, Francis Allison; Criticó severamente cada línea de las declaraciones de sus colegas. Disparó contra Jerí, acusándolo de utilizar la lucha contra la inseguridad como herramienta política para sobrevivir. Nada más cierto. El debate es si lo utilizará de forma eficaz. Reggiardo siguió a su líder Rafael López Aliaga, quien pidió la cabeza de Tiburcio y Arriola, aunque sin disparar como Allison, también marcó distancia. Carlos Bruce, favorito de Lima, tuvo que asistir al encuentro por la solidaridad «Somic». Vaya, parecía incómodo.

La mayor debilidad del Gabinete fue la demora en encontrar un funcionario experimentado para ayudar a finalizar el nombramiento de ministros. Ernesto Álvarez Miranda es un desafío al diálogo y la reconciliación (ver perfil de ayer, «El borrador de Ernesto»), pero estará en línea con la política anticrimen, sea cual sea. En lo que respecta a la primacía del Presidente y de los ciudadanos, el Ministro es el que manda, no el improvisado Primer Ministro. Tiburcio se lanzó a sus primeras entrevistas horas después de prestar juramento el martes. No hubo tiempo para la larga educación mediática de la ministra del Interior, Dina. El general desconfiaba de un estado de emergencia pero no descartó algo más grave: imponer un toque de queda. Jerí visitó las cárceles en mangas de camisa -su nuevo uniforme- y practicó el look del peruano Nayib Bukele. Pero todo cambió en un instante, incluso la prioridad. De las inseguridades de los ciudadanos pasamos a las inseguridades del Presidente sobre su Secretario del Interior, su Inspector General y el futuro inmediato.

«La inseguridad ciudadana fue la prioridad de Jerí en sus primeros días, mientras estuvo sin ministro y sin oposición; después del 15, la inseguridad de su gobierno fue una prioridad».

La policia dispara

La muerte de Eduardo Ruiz Sánz (32) por un balazo policial fue «confesada» la tarde del jueves por el jefe de la PNP, Óscar Arriola. Unas horas antes, el alcalde de Lima, Renzo Reggiardo, ya había dicho que habían identificado al responsable, pero esperaría a que las autoridades competentes lo dijeran. Se supone que los altos militares de la PNP ya sabían la verdad incluso antes que Reggiardo; pero dejaron que tanto el presidente como el ministro informaran al país de información falsa. Jerí, ya con un dejo de incredulidad, dijo: «El Ministro del Interior me dijo que no había ternas. Y ahí estaba Tiburcio, que dijo sin rodeos que no había ternas. El semiplano pesaba mucho: no había ternas, pero sí detectives».

Arriola anunció sumariamente la culpabilidad y separación de Magallanes, aunque se declaró inocente y aún estamos esperando verificar la teoría sobre la bala saliendo de la pista. Luego se supo de cambios en altos funcionarios de la PNP, como el general Marco Conde, comandante de la Dirincri (y de Magallanes), quien ya había adquirido, según sé por hablar con él, un profundo conocimiento del fenómeno de la extorsión. Es experto en el delito crítico de inseguridad ciudadana; Abandona la escena porque el alto mando le corta la cabeza permitiéndole salvarse. Por supuesto, mientras Tiburcio declaraba, ante la prensa, que estaba dispuesto a asumir el costo político; Arriola -según mis fuentes- tuvo una actitud diferente: se apresuró a cambiar a sus subordinados y preparó un acto en el famoso castillo de El Potao, en el Rímac, el viernes al mediodía, para felicitar a quienes participaron en la gestión de la manifestación del día 15. El presidente y el primer ministro hablaron en una ceremonia en la que las fuerzas del orden dejaron que el poder político civil descubriera quién tiene la ventaja ante la ola de protestas.

El mismo día quince, antes de las protestas, ocurrió otro hecho que un presidente menos confiable que Jerí, un ministro menos improvisador que Tiburcio y un alcalde menos interino que Reggiardo habría evitado a toda costa. Sobrevolaron en helicóptero los puntos más destacados de la ciudad, junto a Arriola. Se elevaban, de manera inconveniente e innecesaria, sobre el panorama de desastre en el que estaban a punto de caer. Es una crónica recurrente de nuestra precaria república: autoridades civiles usurpadas por aparatos de policía militar, en este caso, un «tokotoko» volando sobre el vientre del burro.

¿Y dónde quedó la seguridad ciudadana? En publicidad una solicitud de poder legislativo. Llamé al Mininter para pedir secuencia e información sobre las propuestas pero no obtuve respuestas. Por ejemplo, quería saber cuáles fueron las (no) razones para anunciar que se evaluará la forma y el alcance de una posible emergencia. ¿Por qué no esperar a la evaluación antes de anunciarlo? Estas contradicciones, sumadas a las versiones encontradas de Arriola y Tiburcio sobre la culpabilidad o presunción de inocencia del teniente Luis Magallanes, confundieron a los defensores del gobierno.

«Estamos aquí con ustedes para que sientan el apoyo. El Perú les agradece, no por el día 15, ni por hoy, ni por mañana ni pasado, el Perú les agradece todos los días», dijo José Jerí en su discurso. (Foto: Presidente)

/ JAIRO DIAZ

La crisis consume a la policía mientras su comandante, que sometió a Dina Boluarte, deja sin sabiduría al inexperto presidente y al primer ministro para afrontar el reconocimiento de los policías que en su mayoría resistieron el embate de las protestas. El acto podría ser apropiado en otro momento, pero fue inapropiado para Jerí y es una provocación que puede trasladarse a la próxima ola de protestas.

Conclusión preliminar: La inseguridad de la ciudadanía fue una prioridad para Jerí en sus primeros días, mientras se encontraba sin ministro y sin protestas; Después del día 15, su inseguridad en el gobierno era una prioridad. Mientras estas inseguridades personales no sean calmadas y coordinadas, las inseguridades de los ciudadanos difícilmente tendrán la importancia que prometió Jerí cuando asumió el cargo.

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Redactor Andino