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Guía de cónclave: ¿Cómo votas a qué hora es fumar? Vaticano | Papa Francisco | Iglesia Católica | Religión | MUNDO

Guía de cónclave: ¿Cómo votas a qué hora es fumar? Vaticano | Papa Francisco | Iglesia Católica | Religión | MUNDO

Durante el cónclave, los Cardenales se han congregado en la Capilla Sixtina, donde células de silencio y devoción sirven como telones de fondo para elegir al sucesor del Papa Francisco.

Este proceso crucial seguirá las normas establecidas por el Universidad de Constitución Apostólica Dominici Gregis, un documento promulgado por Juan Pablo II en 1996, que detalla el conjunto de procedimientos y principios que guiarán a los Cardenales durante la elección.

Preparativos

Los 133 votantes de los Cardenales se acomodan en la residencia de Santa Marta y otras instalaciones en el Vaticano, donde permanecerán durante la duración del cónclave. Este confinamiento es esencial para asegurar que no haya interferencias externas que puedan influir en sus decisiones.

MIRAR: Cónclave para elegir el nuevo Papa Live: Los Cardenales juraron en secreto antes de la primera votación.

En la mañana del primer día, el grupo se reúne para una Misa solemne en la basílica de San Pedro. Este evento inicial establece el tono espiritual que guiará a los Cardenales durante el proceso de votación.

Por la tarde, vestidos con hábitos de coral, Se encuentran en la Capilla Paulina del Palacio Apostólico. Desde allí, en procesión hacia la Capilla Sixtina, invocan la asistencia del Espíritu Santo. Esta invocación refleja la profundidad de su compromiso con la misión sagrada que tienen por delante.

Ante el magnífico fresco del Juicio Final, obra maestra de Miguel Ángel, los Cardenales realizan un solemne juramento con su mano sobre el evangelio, simbolizando su fidelidad y devoción a la iglesia.

Siguiendo una tradición que se remonta a la Edad Media, el Maestro de Ceremonias pronuncia la frase «Omnes » (todo afuera), lo que indica que aquellos que no participan en la elección deben abandonar la sala, garantizando así que los Cardenales actúan sin ninguna presión externa.

La elección

A través de un sorteo, se designan tres cardenales como «escrutadores», otros tres como «infermarii» encargados de recoger el voto de los enfermos, y tres más para verificar el recuento de los votos.

Reunidos en un círculo, los Cardenales reciben boletas rectangulares que llevan la inscripción «Eligo en Summum Pontificem» («Elijo como pontífice supremo») en la parte superior, junto a un espacio en blanco destinado a los nombres de sus candidatos.

Los votantes deben escribir a mano el nombre de su elección, asegurándose de que sea tan ilegible como sea posible para mantener la confidencialidad, y luego doblan la boleta. Teóricamente, la autovotación está prohibida.

Los Cardenales se aproximan al altar, levantando su votación para que todos puedan observarlo, mientras pronuncian el juramento en latín: «Puse un testigo a Cristo Señor, quien me juzgará, para que le dé mi voto a quien, en la presencia de Dios, creo que debe ser elegido».

Luego depositan su boleta en un plato, deslizando su voto en la urna frente a los escrutadores, se inclinan ante el altar y regresan a sus asientos.

Para aquellos cardenales que, debido a problemas de salud, no pueden acercarse al altar, su voto se entrega a un escrutador, quien se encarga de depositar la boleta en la urna correspondiente.

El escrutinio

Una vez que se han recogido todas las boletas, un escrutador las agita para mezclarlas, luego las transfiere a un segundo recipiente para su recuento.

Dos escrutadores anotan los nombres, mientras que un tercero se encarga de leerlos en voz alta y perfora las boletas en el lugar donde aparece la palabra «Eligo». Posteriormente, los revisores se aseguran de que el proceso se haya ejecutado sin errores.

Si ningún cardenal obtiene dos tercios de los votos requeridos, se procede a una nueva votación. Exceptuando el primer día, las votaciones continúan en dos rondas cada día hasta que se logre la elección de un nuevo Papa.

Las boletas y las notas realizadas por los Cardenales se destruyen en una estufa después de cada dos rondas. La chimenea, que puede ser observada por los fieles desde la Plaza de San Pedro, expulsa humo negro si no se ha logrado la elección de un nuevo Papa, y humo blanco si la elección ha sido exitosa.

Si tras tres días de votaciones no se ha nombrado un nuevo pontífice, el proceso será suspendido por un día de oración y se reanudará al día siguiente.

«Habemus papam»

El cardenal designado debe responder a dos preguntas esenciales formuladas por el decano: «¿Acepta su elección canónica para el pontífice supremo?» y «¿Cómo quieres que te llamen?». Si acepta la primera, se convierte oficialmente en Papa y Obispo de Roma.

De manera individual, cada Cardenal realiza un gesto de respeto y obediencia hacia el nuevo Papa antes de que se haga el anuncio oficial a los fieles.

Desde el balcón de la Basílica de San Pedro, el cardenal Protodiácono hace el anuncio solemne «Habemus Papam». Una vez dicho esto, el nuevo pontífice aparece y ofrece su bendición «Urbi et Orbi» (a la ciudad y al mundo), marcando un nuevo capítulo en la historia de la iglesia.

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Redactor Andino