November 13, 2025

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Ciencia y Técnología

Este invierno encender la calefacción dará menos miedo. La razón no es tan reconfortante. – El diario andino

Este invierno encender la calefacción dará menos miedo. La razón no es tan reconfortante.

 – El diario andino

Seis de la tarde. Noche cerrada. Llegas con frío y enciendes la calefacción sin pensar. El radiador respira cálidamente y, junto a él, aparece doblada entre papeles la factura del gas del invierno pasado. Basta un vistazo para recordar la pregunta que abre cada temporada de abrigos: ¿cuánto costará el chiste este invierno? La respuesta, después de tres duros inviernos, parece algo más amable. Pero sólo en parte. El presente ofrece un respiro, mientras por debajo sigue latiendo una contradicción energética que Europa no ha sido capaz de resolver.

Un invierno más amable. Los analistas lo confirman: este invierno será más benigno que los anteriores. En una entrevista con , Javier RevueltaSenior Principal de AFRY, lo resume sin rodeos: «Tenemos gas mucho más barato que el invierno pasado. Antes estábamos a 50-55 €/MWh; ahora rondamos los 30 €/MWh». Y eso importa, porque el gas determina buena parte del precio de la electricidad en los meses fríos. Según Revuelta, esta bajada por sí sola supone «unos 40 €/MWh menos» en muchas horas de invierno. Vale la pena recordar que este año ha sido un récord para la nueva energía solar.más de 9 gigavatios instalados— y todo indica que este invierno habrá más radiación y menos nubosidad que el anterior. El resultado: más energías renovables hacen bajar los precios.

Sin embargo, el sistema español sigue mostrando sombras. Como ya hemos explicado en otras ocasiones, tras el apagón del 28 de abril, Red Eléctrica se vio obligada a reforzar el funcionamiento de las plantas síncronas -es decir, los ciclos combinados de gas- para evitar nuevas sobretensiones. Entre mayo y octubre, su producción aumentó más de un 50%, generando 2,5 millones de toneladas adicionales de CO₂. Un recordatorio incómodo: incluso en el país europeo con más energías renovables por habitante, el gas sigue siendo la red de seguridad del sistema.

¿Cómo afectará al bolsillo? El consumidor de electricidad notará una cierta relajación en sus facturas. Más horas solares, menos presión de gas y un mercado más estable significan un invierno más predecible. Por un lado, los hogares con calefacción de gas también verán facturas más bajas este invierno. Pero las buenas noticias tienen una fecha límite. A partir de 2028, el nuevo ETS2 europeolo que obligará a las empresas distribuidoras a pagar por las emisiones del consumidor final. En la práctica: el gas será estructuralmente más caro. De hecho, Revuelta lo anticipa: “A medio plazo, el funcionamiento de una caldera será sensiblemente más caro”, y la comparativa con las bombas de calor se inclinará claramente hacia la electrificación del calor.

Por otro lado, se avecina otro ajuste. Como señala Cinco DíasLos especialistas en marketing se llevan este año 3.300 millones de euros adicionales debido a restricciones técnicas. No lo están impactando completamente, pero lo harán. Iberdrola prevé que el 70% de sus clientes del mercado libre notarán estos costes a la hora de renovar tarifas en 2025; en 2027, será el 90%. En otras palabras, este invierno cae, pero las tasas en 2026 y 2027 podrían no ser tan benignas.

En busca de alternativas. Mientras el gas experimenta altibajos y la electricidad sigue marcada por la volatilidad, la biomasa sólida –pellets, chips, huesos de aceituna– sigue siendo la opción más económica del país. Según los Índices de Precios de la Biomasa recogido por el calor y el frío, El costo promedio es:

  • Astilla: 3,34 c€/kWh
  • Hueso: 4,68 c€/kWh
  • Pellet: 6,95 c€/kWh

Frente a:

  • Gas natural TUR2: 8,59 c€/kWh
  • Gasóleo C: 7,98 c€/kWh
  • Electricidad (bomba de calor): > 10 c€/kWh útil

Además, los precios se mantienen estables y la producción es nacional, con más de 60 fábricas de pellets y decenas de centros de viruta y hueso de aceituna. Un mercado cercano, robusto y con poca exposición a las tensiones internacionales.

Hay una alternativa más moderna.. Seguro que has oído hablar de ella: la aerotermia. La verdad es que su instalación es cara (entre 10.000 y 20.000 euros) pero extremadamente eficiente: por cada unidad de electricidad que consume, proporciona entre 3,5 y 4 unidades de calor.

Con más energías renovables empujando a la baja la tarifa en horas solares y un ETS2 que encarecerá el gas, la bomba de calor se convierte en la opción más rentable en 10-15 años. Según Revuelta, la diferencia económica se ampliará año tras año y la regulación empujará en la misma dirección.

Pero se habla mucho del hidrógeno verde… Es cierto que el hidrógeno verde es noticia, pero todavía no calentará los hogares. Lo último que se sabe es que Enegás ha recibido 285 solicitudes para inyectar hidrógeno en la red mezclando. Sin embargo, el límite técnico actual es del 2% del volumen, insuficiente para la calefacción doméstica.

Las primeras inyecciones reales llegarán en la primavera de 2026, pero serán experimentales. El hidrógeno no desempeñará un papel real en la calefacción residencial hasta bien entrada la década de 2030.

La tensión en Europa. España llega más cómodamente al invierno que el norte de Europa. Pero no está aislado. Hasta donde sabemos, las plantas de regasificación en los Países Bajos funcionan al 90-100% de su límite técnico. Son la principal puerta de entrada de GNL para Alemania y parte de la industria europea. Su saturación es «el preludio de precios más altos». España podría ayudar, pero no puede. Las interconexiones con Francia apenas permiten transportar entre 7.000 y 8.500 millones de m³ al año.

A esto se suma otro factor estructural. Según El EconomistaMás del 57% del GNL que importa Europa procede ya de Estados Unidos, lo que algunos analistas consideran una nueva dependencia comparable a la que existía con Rusia. Y, además, la Unión Europea entra en invierno con reservas al 83%, por debajo del objetivo del 90%.

Un invierno más tranquilo… Pero un futuro incierto. Este invierno los radiadores encenderán con menos miedo. El gas es más barato, la electricidad es más relajada y la biomasa ofrece una vía económica. Las bombas de calor se consolidan como la gran alternativa de futuro, y el hidrógeno inicia su andadura, aunque sin impacto inmediato para los hogares.

Pero la calma es relativa. España —y Europa— siguen atrapadas entre dos modelos: el que quieren —descarbonizado, electrificado, flexible— y el que realmente opera —dependiente del gas, el GNL y las infraestructuras saturadas.

Este invierno será más amable, sí. Pero la pregunta de fondo para todo español sigue abierta: ¿hasta cuándo podremos calentar nuestras casas como hasta ahora? y a que precio?

Imagen | FreePik

| En las puertas del otoño y el frío, alguien tiene reservada una desagradable sorpresa para los hogares españoles: el gas

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Redactor Andino