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¿Por qué la información de los teléfonos móviles incautados en las cárceles no fue analizada por inteligencia? | PERÚ – El diario andino

¿Por qué la información de los teléfonos móviles incautados en las cárceles no fue analizada por inteligencia? | PERÚ

 – El diario andino

Una de las primeras acciones del gobierno de jose jeri iba a realizar una operación simultánea en el establecimientos penitenciarios Ancón I, Lurigancho, Challapalca y El Milagro el 11 de octubre. En el penal de Ancón I fueron secuestrados tres celulares. Según cifras de la oficina de Seguridad Penitenciaria del INPEEntre julio y noviembre de este año se han realizado 2.505 búsquedas.

En ese mismo periodo, en 2024 fueron ejecutados 1.934 y en 2023, 1986; Esto representa un aumento del 21% y 23%, respectivamente.

Como parte de estas intervenciones, el INPE confiscó 699 teléfonos celulares1.058 accesorios para celulares, 4.092 litros de bebidas fermentadas y 2.643 cuchillos.

Asimismo, el INPE informó que 282 reclusos fueron trasladados de un centro penitenciario a otroporque representan una amenaza a la seguridad del establecimiento penitenciario. En su mayor parte, las reubicaciones se realizaron a los centros penitenciarios de Challapalca, Cochamarca, Ancón 1 y Ancón 2.

Uno de los más recientes ocurrió el sábado 25 de octubre, cuando 45 reclusos del penal Miguel Castro Castro fueron trasladados al nuevo pabellón ‘Régimen Cerrado Especial – Etapa A’ del centro Ancón 1. Este espacio está habilitado para albergar a 160 reclusos de alta peligrosidad, procesados ​​o sentenciados por los delitos de sicariato, extorsión y secuestro. Entre los detenidos se encontraban Jhon Jairo Arancibia (alias ‘JJ’), líder de la banda criminal Los Injertos del Norte, y Adam Smith Lucano Cotrina (alias ‘el Jorobado’), líder de una red criminal dedicada a la extorsión y ataques armados.

Asimismo, el 3 de noviembre, 26 integrantes de organizaciones criminales recluidos en el penal de Juliaca fueron trasladados al penal de Challapalca. Entre ellos se encontraban integrantes de las bandas ‘La nueva generación del crimen’, ‘Los graftos de Lima’, ‘Los graftos del Altiplano’, entre otros.

En 2024 fueron trasladados 230 internos entre julio y noviembre, y 154 en el mismo periodo de 2023.

Por otra parte, Iván Paredes Yataco, titular del INPE, declaró que ha iniciado un Proceso de rotación del personal de seguridad penitenciaria.limitar la familiaridad que puedan haber desarrollado con los reclusos, factor que pone en riesgo la seguridad interna de las prisiones”.

En este sentido, informó que, desde julio, el instituto inició investigaciones a 49 trabajadores por presuntos actos de corrupción y otros delitos, como permitir la entrada de objetos prohibidosAbuso de autoridad y favor indebido.

Paredes Yataco también anunció el cambio de los directores de las ocho direcciones regionales del INPE, que administran los 68 establecimientos penitenciarios del país, y de 66 directores de prisiones.. “Después de 10 años, cambiamos los directores de las ocho direcciones regionales del INPE, como una política de gestión que busca erradicar la corrupción en la administración penitenciaria. A su vez, el cambio de directores se realizó en 66 cárceles del país”, expresó.

Wilfredo Pedraza, El ex titular del INPE, declaró a que es favorable el aumento de registros en centros penitenciarios respecto a años anteriores. Sin embargo, cuestionó el cambio de todos los directores de las oficinas regionales. «En términos de administración, es una decisión incorrecta, porque demuestra que no hay meritocracia ni hay continuidad de gestión. No es normal que un funcionario que dirige una institución la desvirtúe por completo», afirmó.

¿Cómo funciona el mercado de uso y alquiler de celulares en las cárceles?

César CárdenasEl ex titular del INPE y profesor de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM), explicó a que el uso de teléfonos celulares por parte de los reclusos se hace con dos fines principales. En primer lugar, la comunicación con tu familia, amigos o entorno cercano. En segundo lugar, mantener vínculos con organizaciones criminales para ordenar, concertar y controlar acciones ilícitas.

Cárdenas mencionó que el extorsión Es uno de los principales delitos que los presos realizan con los móviles que utilizan. “También coordinan otros delitos con sus organizaciones. Por ejemplo, robos, asaltos, secuestros, sicariatos. La coordinación por sí sola ya es una conspiración”, expresó.

Cárdenas mencionó que, durante su gestión en el INPE (2019 y 2020), la Policía Nacional (PNP) le informó que, del total de celulares incautados en un mes luego de un allanamiento, el 5% fueron utilizados para actos extorsionadores..

En esa línea, Leonardo CaparrósEl también exjefe del INPE, sostiene que la información proporcionada por la PNP sobre delitos cometidos a través de comunicaciones realizadas desde centros penitenciarios no tiene evidencia. “La Policía denuncia que desde los centros penitenciarios se realizan llamadas de extorsión o que desde allí se dan órdenes al resto de la organización para determinadas acciones delictivas. Pero esto no tiene evidencia. Realmente no tenemos información ni una metodología que determine si esto es realmente así.”, afirmó.

El presidente José Jerí encabezó el traslado de reclusos de alta peligrosidad al pabellón de máxima seguridad del penal Ancón I. Foto de : INPE

Por otro lado, Caparrós expresó que dentro de los centros penitenciarios existe un mercado ilegal de alquiler de celulares para que los internos realicen llamadas.. “Los teléfonos están en manos de aquellos detenidos que tienen mayor poder adquisitivo. El alquiler sirve básicamente para llamadas a la familia y al entorno social. Esto funciona incluso cuando hay servicio telefónico público en las cárceles.”, explicó.

Pedraza afirmó que, en los centros penitenciarios donde se encuentran los presos más peligrosos, 1 de cada 3 reclusos tiene teléfono celular..

Al respecto, Caparrós afirmó que el ingreso de celulares se da por la complicidad de “malos funcionarios de prisiones” que permiten a los visitantes ingresar teléfonos celulares, a veces mediante un pago, o ellos mismos los introducen para luego entregárselos a un preso.

En algunos casos, los familiares pueden pagarle a un funcionario hasta tres veces lo que cuesta un teléfono celular para traer el equipo.”, mencionó. Cárdenas agregó que, en un fin de semana, el 5% de los visitantes se encuentran intentando ingresar objetos prohibidos a los centros penitenciarios..

Aunque son pocos, esto genera un alto nivel de impacto, porque basta con que un interno tenga un teléfono celular para alquilarlo o realizar una gran cantidad de extorsiones.«, sostuvo.

Pedraza recordó que El uso de equipos de comunicación en centros de detención es un delitotipificado por el artículo 368d del Código Penal, con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor de ocho años. Si se prueba que mediante el uso de estos dispositivos se cometió o intentó cometer un delito penal, la pena no será menor de diez ni mayor de quince años.

Además, la persona que ingresa, intenta ingresar o permite el ingreso de equipos de comunicación comete otro delitotipificado por el artículo 368a, reprimido con pena privativa de libertad no menor de cuatro ni mayor de seis años. Si el agente se vale de su condición de autoridad, abogado defensor o funcionario público para cometer o permitir que se cometa el hecho punible descrito, la pena privativa de libertad será no menor de seis ni mayor de ocho años e inhabilitación.

Por ello, Pedraza sostuvo que “Es necesario agudizar los mecanismos de control.“para impedir el uso de teléfonos móviles en las cárceles y mejorar los controles durante las visitas para evitar su introducción.

Se debe mejorar la tecnología que restringe la señal en las cárceles y aumentar las búsquedas para detectar más celulares. Además, se debe mejorar la tecnología de detección de metales y objetos prohibidos para evitar que visitantes o malos funcionarios los introduzcan.”, afirmó.

Celulares incautados sin trabajo de inteligencia

Esta última semana, el Presidente de la República, José Jerí, inició su gira nacional en Huánuco con una revelación que generó preocupación respecto del manejo de la información penitenciaria: existe una base de datos con llamadas realizadas desde los centros penitenciarios del país que no habría sido utilizada en diez años para combatir la delincuencia.

El presidente lanzó cuestionamientos directos sobre la inacción del Estado ante esta información, cuya existencia —según dijo— debería haber servido para desarticular extorsiones, asesinatos y otros delitos planificados desde las cárceles.

“¿Será que algunas otras autoridades con esa información hicieron la vista gorda y voltearon la cara para evitar enfrentar el crimen? ¿O tal vez tuvieron algún tipo de participación en el mismo?” Jerí expresó durante el Noveno Consejo Regional de Estado, su primera actividad oficial en el interior del país como jefe de Estado.

El mandatario explicó que estos registros han sido gestionados por el Estado a través de empresas privadas desde que se implementaron los bloqueadores de señal hace una década. Para Jerí, contar con diez años de comunicaciones penitenciarias habría permitido anticipar numerosos hechos delictivos. «Diez años de llamadas, diez años de planificación de atentados, extorsiones y asesinatos. ¿Cuántos homicidios se hubieran evitado si se hubiera tomado la decisión política de actuar con lo que ya teníamos a la mano?» cuestionó.

El jefe de Estado anunció que su Gobierno iniciará una revisión integral para determinar por qué esta base de datos no fue procesada ni utilizada con fines de seguridad. Indicó que se investigará al INPE y a las entidades estatales vinculadas a la administración del sistema de control de llamadas, con el objetivo de establecer posibles responsabilidades por omisión, negligencia o encubrimiento.

Al respecto, César Ortiz Anderson, experto en temas de seguridad, destacó: “Un Si bien durante una década hubo un registro completo de las comunicaciones realizadas desde las cárceles, el Estado nunca articuló trabajos de inteligencia capaces de convertir esos datos en alertas tempranas o acciones concretas. Esta omisión revela no sólo la incapacidad técnica y la falta de interoperabilidad entre instituciones, sino también la ausencia de una voluntad política real para enfrentar a las mafias carcelarias. Mientras crecían las extorsiones y la coordinación criminal, nadie intercambiaba información, nadie analizaba patrones, nadie pedía responsabilidades. La inacción sugiere un aparato estatal que prefirió mirar para otro lado –por miedo, negligencia o posible complicidad– permitiendo que los delincuentes convirtieran el sistema penitenciario en un centro de operaciones criminales a plena vista.“, dijo a .

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Redactor Andino