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Banco del Vaticano: Papa León XIV reduce el control del IOR sobre las finanzas de la Iglesia: ¿cómo funciona la entidad y qué significa la medida? | Tlcnota | MUNDO – El diario andino

Banco del Vaticano: Papa León XIV reduce el control del IOR sobre las finanzas de la Iglesia: ¿cómo funciona la entidad y qué significa la medida? | Tlcnota | MUNDO – El diario andino

El documento establece que la modificación sigue las recomendaciones del Consejo de Economía de la Iglesia e indica que las instituciones de la Curia Romana deben seguir el principio de “responsabilidad compartida” también para las actividades económicas.

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La Carta apostólica deroga la que establecía que el IOR tenía competencia exclusiva para la administración del patrimonio de la Iglesia Católica y que todas las instituciones ligadas a ella debían reportar al banco del Vaticano en breve plazo sobre cualquier activo económico que tuvieran en otras entidades financieras.

Bajo el nuevo marco normativo, la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA) empleará la estructura del IOR para el manejo de los recursos, pero si algún organismo de la Iglesia considera que es más eficiente hacerlo por medio de otras instituciones financieras localizadas países distintos de la Ciudad del Vaticano, tendrán la posibilidad de hacerlo.

El papa León XIV permitirá delegar la gestión de fondos de la Iglesia Católica, pero manteniendo la supervisión de sus activos. (Foto de GIUSEPPE LAMI / EFE)

El Instituto para las Obras de Religión se fundó en 1942 durante el pontificado de Pío XII con la finalidad de administrar los bienes de la Iglesia Católica y proveer fondos para sus actividades.

Aunque se trata de una entidad financiera, no es una con fines de lucro en el sentido estricto y, más allá de su designación popular como “banco del Vaticano”, carece de accionistas.

Sus actividades no incluyen operaciones regulares de la banca tradicional como los préstamos o inversiones directas y especulativas, pero sí otras entre las que se cuenta la recepción de dinero para utilizarlo en bonos de Estado, pago de obligaciones y el mercado interbancario.

El último indica que el IOR prestó servicios para unos 12.000 clientes “pertenecientes a la Iglesia Católica o vinculados a su misión”, gestionando 5.700 millones de euros en activos y casi 732 millones de euros de patrimonio neto. El mismo reporte indicaba que el IOR generó 32,8 millones de euros en beneficio neto.

La entidad católica actualmente cuenta con poco más de un centenar de trabajadores, siendo la mayor parte de ellos religiosos. La institución tiene cuatro instancias principales:

1

Comisión de Cardenales

El órgano superior del IOR. Se encarga de que la entidad cumpla sus estatutos y procedimientos, además de decidir cómo se distribuyen los beneficios que genera la operación. El papa es ante quien responden los cinco miembros del consejo, además de ser responsable de elegirlos y designar cuál de ellos será el presidente de la junta. El periodo de los cardenales en el cargo es de cinco años con la opción de renovarse una vez.

Christoph Schönborn, exarzobispo de Viena, preside la comisión.

2

Prelado

Está a cargo de ayudar a los empleados y gestores a “operar de acuerdo con los principios fundadores del IOR y la ética católica”, siendo escogido por la Comisión de Cardenales para un periodo de cinco años que puede ser renovado una vez. Mons. Battista Mario Salvatore Ricca es el prelado interino del IOR.

3

Consejo de Superintendencia

Define la línea política y estratégica de la entidad, siendo algunas de sus funciones aprobar los objetivos del presupuesto anual del IOR y su perfil de riesgo. Sus siete integrantes son elegidos por el Consejo de Cardenales en función de experiencia en el sector financiero y según el Banco Varicano «son independientes y no ejecutivos». Sus funciones se prolongan por un periodo de cinco años con la posibilidad de una reelección.

Jean-Baptiste Douville de Franssu es el actual presidente del órgano.

4

Director general

Es elegido por la Junta de Superintendencia y el responsable directo de la gestión de recursos, lo que incluye funciones como la selección de personal. Su designación puede ser por un periodo indefinido o determinado, siendo en este último caso por cinco años con la posibilidad de ser renovado una vez. Gian Franco Mammì ocupa el cargo actualmente.

Polémicas y escándalos

Las finanzas de la Iglesia Católica fueron una preocupación capital para el fallecido papa Francisco, quien desde el inicio de su pontificado en 2013 apuntó a reformar el banco del Vaticano, que desde hacía décadas acumulaba situaciones bastante polémicas, siendo una de los más graves el caso que terminó con la desaparición del Banco Ambrosiano en los años 80.

Este último tenía como principal accionista al IOR, presidido en ese entonces por el arzobispo estadounidense Paul Marcinkus. El presidente del Banco Ambrosiano, Roberto Calvi, se vio envuelto en una trama que involucraba malversación de fondos, empresas fantasmas en paraísos fiscales, inversiones de alto riesgo y lavado de dinero procedente de grupos criminales, con los que se encontró vínculos estrechos.

El entorno del arzobipspo Paul Marcinkus generó suspicacias en torno a su labor en el Banco Vaticano.

Se halló un forado estimado en 1.500 millones de dólares en las finanzas del banco, que fue declarado en quiebra en 1982 y teniendo en cuenta el porcentaje de acciones que tenía el IOR habría sido muy difícil que Marcinkus no estuviera al tanto de los movimientos de Calvi, con quien era cercano. Otros vínculos del arzobispo en Estados Unidos y otros países siempre fueron fuente de polémica para la institución eclesiástica.

El presidente del Banco Ambrosiano fue encontrado muerto en circunstancias sospechosas el mismo año de la bancarrota y durante ese periodo también se registró un intento de asesinato contra el vicepresidente de la entidad por parte de un líder de la mafia involucrado en la red. En 1992 una treintena de personas relacionadas al caso, entre las que se contaban numerosos ejecutivos del banco, fueron condenadas por fraude.

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Marcinkus permaneció a la cabeza del Instituto para las Obras de Religión hasta su renuncia en 1989 y un año más tarde fue designado presidente de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano. Nunca fue procesado debido a que la Iglesia le otorgaba inmunidad legal y siempre evitó abordar el tema, señalando que nunca fue parte de algún hecho irregular. Pese a ello, la Santa Sede decidió asumir la responsabilidad moral del incidente y pagó más de 200 millones de dólares a los acreedores del desaparecido banco.

Con ese recuerdo en mente, el papa Francisco intentó reorganizar el IOR, pero su gestión no pudo evitar otras polémicas, debido a que a pocos meses después de asumir el pontificado y emprender reformas surgió el caso del edificio de Sloane Avenue, en Londres.

La Secretaría de Estado del Vaticano gastó más de 350 millones de euros, incluyendo fondos procedentes del Óbolo de San Pedro, en la adquisición de un inmueble ubicado en el exclusivo barrio de Chelsea de la capital de Reino Unido. Se encontraron gran cantidad de irregularidades en dicha operación, que tuvo la participación capital del cardenal Angelo Becciu, uno de los miembros de más alto rango al interior de la jerarquía católica por aquel entonces.

La propiedad de Sloane Avenue que terminó ocasionando pérdidas millonarias al Vaticano.

/ DANIEL LEAL-OLIVAS

El escándalo llevó a que Francisco ordenara la venta del edificio, que supuso una pérdida de 216 millones de euros para las finanzas del Vaticano y llevó a Becciu a dejar sus privilegios cardenalicios, además de ser sentenciado por la justicia del Estado papal.

Tomando el testigo de Francisco

El papado de Francisco es recordado, entre otras cosas, por la extensa auditoría a la que sometió al Instituto para las Obras de Religión y la centralización de la gestión de los recursos del Vaticano. Producto de estas reformas se cerraron miles de cuentas bancarias consideradas poco fiables y se estableció la publicación del balance anual del banco del Vaticano.

Para el historiador italiano Gerardo Ferrara, representante de Fundaciones de habla hispana en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz de Roma, la modificación que acaba de introducir el actual Papa es en esencia una medida continuista con respecto a las ideas de su predecesor.

“La (Carta Apostólica) ‘Coniuncta Cura’ del papa León XIV simplemente ajusta la normativa que desde 2022 daba al IOR la exclusiva en las inversiones vaticanas. El papa Francisco, con aquella medida, buscaba controlar los riesgos de opacidad y garantizar mayor transparencia en un contexto marcado por escándalos financieros”, argumenta el especialista en temas eclesiásticos.

“La nueva reforma no revoca ese espíritu, sino que introduce un equilibrio mayor: la APSA recupera competencias, se abre la posibilidad de usar intermediarios externos y el Comité de Inversiones asegura la supervisión. El objetivo de León XIV es mantener la transparencia, pero con más flexibilidad y corresponsabilidad institucional, evitando la excesiva centralización”, añade.

De momento se considera que León XIV mantiene una línea continuista con respecto a la de su predecesor.

/ Vatican News

No obstante, para Ferrara el principal hilo conductor entre los dos últimos papas en materia económica se encuentra en que proceden del ámbito latinoamericano, lo que les otorga una sensibilidad particular con respecto a la doctrina social de la Iglesia Católica.

“Hay una línea común, porque cuando el papa León era obispo de Chiclayo fue el papa Francisco quien lo llamó a Roma y hay algo muy latinoamericano desde el punto de vista cultural. Ambos presenciaron en América Latina la injusticia social, una problemática que la Iglesia planteó desde siempre”, comenta el especialista.

Ferrara explica que la doctrina social católica en los términos en los que se entiende hoy en día se remonta al periodo de León XIII, quien introdujo dicha inquietud en la encíclica “Rerum novarum”.

“Es algo muy llamativo y distintivo de la Iglesia Católica, pues eso nació justamente con el papa León XIII —que inspiró al actual Papa— a finales del siglo XIX, cuando ya existían las primeras luchas sindicales. En ese entonces el papa quería marcar una identidad propia de la Iglesia, que no es ni capitalista ni comunista. Algo muy particular de esta doctrina social de la iglesia es que señala que no es bueno que tan poca gente posea tantos bienes en el mundo: hace falta una distribución justa de la riqueza”, señala el historiador.

El especialista sostiene que esta “custodia responsable de la riqueza y la propiedad” se puede conectar con las reformas del papa León XIV y el banco del Vaticano al buscar que la gestión financiera sea una responsabilidad común del IOR y otras instituciones.

Papa León XIV montando a caballo en las montañas de Incahuasi, cerca de Chiclayo, cuando era obispo de esta ciudad.

/ HANDOUT

Teniendo en cuenta lo anterior, la concepción católica es diferente de otras perspectivas de raíz cristiana en países como Estados Unidos, donde, en opinión de Ferrara, los conceptos de “gracia” y “salvación” son asociados con la riqueza terrenal y esto partiría del ideario calvinista sobre el que se fundó la cultura norteamericana.

En la Iglesia Católica esto no es así y se considera que si alguien no es rico esto no es por su culpa. Desde la perspectiva católica, una sociedad tiene que hacer lo necesario para distribuir la riqueza de una forma lo más igualitaria posible”, indica el catedrático italiano.

De momento, León XIV publicará el 9 nueve de octubre la exhortación apostólica “Dilexi te”, su primer documento eclesiástico de importancia y la temática de este estará relacionada con el amor hacia los pobres, en sintonía con esa línea doctrinal.

“La atención pastoral a los pobres cuando estuvo en Chiclayo marcó mucho la visión del papa León. Eso siempre fue así en el ámbito católico, pero lo que quieren los dos últimos papas es marcar que el mensaje fundamental Iglesia Católica es para los pobres”, menciona al respecto Gerardo Ferrara.

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Redactor Andino