Del Norte sólido al Sur rebelde, de Enrique Castillo | elecciones generales 2026 | OPINIÓN – El diario andino
Es interesante observar los movimientos y cambios de opciones políticas y electorales que podría tener lugar en las áreas macroeconómicas del país.
El APP arrebató al aprismo el control político que había mantenido durante décadas en el norte sólido e hizo de esa región su bastión, en conflicto con el fujimorismo y Somos Perú. Hoy, ese control se ha visto debilitado por la relación entre los ministerios y Dina Boluarte y por las continuas investigaciones y denuncias que han circulado sobre la gestión de la APP en los gobiernos regionales y locales del norte. Esto abre la posibilidad de deshacerse de más de una década de control electoral en esa región por parte de los APEPistas.
Si tenemos en cuenta que los votantes de la costa norte son mayoritariamente de centroderecha, que es la región más afectada por la actividad criminal en el país y que el Estado (ejecutivo y gobierno regional) no ha sabido ofrecer seguridad, podemos sacar la conclusión de que el debate duro de la derecha puede gozar de mucho apoyo.
En el norte del país hay un nutrido grupo de electores de cuatro millones de peruanos, lo que lo convierte en un bolsillo electoral muy importante que, sumado a lo que se pueda obtener en Lima (8 millones de electores que serán fuertemente peleados por la derecha), permitiría enfrentar a 3,6 millones de electores en la región sur (en la costa sur y en la región central hay 16 millones en el sur y en la sierra, dos millones) (tres millones).
La región sur es considerada la región radical, incluso en Arequipa, Moquegua y Tacna, que en las últimas décadas tuvieron una fuerte presencia de centroderecha. Allí prevalecen tendencias de izquierda, hay un profundo rechazo a quienes apoyaron a Dina Boluarte y por todo lo ocurrido al inicio de ese gobierno (más de 50 muertos en las protestas), la retórica de la «mano dura» y la presencia de la derecha que conocen como «terruqueadora» puede resultar contraproducente.
Sin embargo, hay un dato interesante: en ninguna encuesta ha aparecido hasta ahora una candidatura de izquierda o radical, en el lugar esperado. López Chau (socialista cristiano, ¿centroizquierda o izquierda?) apenas tiene el 2%, y el resto está en «otros», lo que significa (aunque es muy prematuro) que o las montañas del sur y el centro ya no son de izquierda tan radical o, hasta el momento, ningún candidato de izquierda satisface o entusiasma a los votantes de esa región. ¿Es una oportunidad? Por supuesto. La pregunta es: ¿Para quién?


