El desafío de Barreto y el piloto de Ferrari – El diario andino
La Federación Peruana de Fútbol (FPF) se encuentra en plena búsqueda de su nuevo entrenador para las Eliminatorias al Mundial 2030. En este marco, la labor del actual técnico interino no es ganar partidos amistosos, que valen poco o nada; el verdadero objetivo-desafío de Manuel Barreto Es promocionar caras nuevas, demostrarles a los que vienen que la Bicolor tiene otros talentos, que hay con qué trabajar y que, sobre todo, no es lo mismo. Selección Peruana que quedó al final de la clasificación.
En estos (¿últimos?) dos amistosos del conjunto rojiblanco, contra Rusia en San Petersburgo y contra Chile en Sochi, el ‘Muñeco’ tiene la misión de devolver los minutos a las promesas del proceso pasado (hoy en ligas extranjeras) que no tuvieron tiempo ni espacio en las convocatorias ni en el campo; incluir a las promesas actuales (aún en la Liga 1 o las que acaban de salir); y, gracias al equipo de exploración de la FPF, “repatriar” a los hijos de peruanos nacidos en el extranjero, como lo hicieron en su momento con Gianluca Lapadula, hijo de una peruana, y Oliver Sonne, nieto de una peruana.
Estos dos partidos deben servir para que, entre los convocados desde fuera, el técnico interino convenza a Marcos López, Piero Quispe, Joao Grimaldo y Bryan Reyna para explotar su potencial y asumir de una vez por todas el liderazgo de la Blanquirroja, porque serán los “grandes” y los “experimentados” de las siguientes Eliminatorias. El lateral izquierdo de Copenhague debe sustituir a Miguel Trauco; al volante del Sydney, ponerle el ’10’ y pedirle ‘chocolatear’ como Christian Cueva; y hasta los extremos del Riga y el Belgrano, subirlos por las vías rápidas que dejaron André Carrillo y Jefferson Farfán.
Entre los llamados al torneo local, Manuel Barreto necesita convertir a Diego Enríquez en la red que conserve toda la calidad del ‘Pulpo’; definir si Matías Lazo y César Inga serán laterales, laterales o defensores; a Erick Noriega, que ya juega afuera, pero pertenece a la nueva generación, buscarle su mejor posición (en el medio o como defensor) y postularlo como el capitán de la ‘generación Z’; enseñarle a Jairo Concha a no cometer los errores de Quispe; a Kenji Cabrera, Piero Cari y Maxloren Castro a tener paciencia; y Alex Valera para no cambiar cada vez que lo llaman desde la Videna.
Asimismo, el técnico interino deberá ganarle al crono para integrar al grupo Bicolor a los peruano-alemanes Fabio Gruber (central de Nüremberg de 23 años) y Philipp Eisele Yupanqui (centrocampista de Frankfurt de 18 años) y al italo-peruano Francesco Andrealli (centrocampista de Como 1907 de 18 años). Que el ‘Muñeco’ le pregunte a Ricardo Gareca cómo logró que aceptaran al ‘Bambino de los Andes’ y no repetir el «recibo» de Juan Reynoso y Jorge Fossati al ‘Vikingo Andino’, ya que este último aún sigue siendo resistido por varios de los veteranos del equipo de todos por su origen, su acento y otros prejuicios. Caso similar al de Felipe Chávez (no convocado por lesión), también peruano-alemán de 18 años y camiseta número 10 en la reserva del Bayern Múnich, donde debutó Paolo Guerrero hace más de veinte años.
Por otro lado, el desafío de Manuel Barreto también será resistir la tentación de utilizar a los mundialistas, esos «consagrados» en los dos últimos partidos que le quedan antes de regresar al cargo, porque ¿qué necesidad tiene de volver a ver a Pedro Gallese (35 años) bajo los tres palos en un amistoso contra la selección rusa (impedida de jugar oficialmente por la invasión de Ucrania de su país) o Chile, que terminó peor colocado que Perú en las últimas Eliminatorias? Mismo razonamiento para la seducción de alinear a Luis Abram (29) y Miguel Araujo (31) como dupla central, o a Yordy Reyna (32) y Jhonny Vidales (33) en el ataque.
El piloto de Ferrari
La promesa pública de Jean Ferrari cuando asumió el cargo de director general de fútbol de la FPF fue volver a la Selección Peruana a sus raíces, al buen juego (‘chocolateo’), al 4-3-3 y, sobre todo, “a las divisiones menores”. Y ese es uno de los puntos más importantes, pues el elegido a partir de enero de 2026 deberá tener la capacidad de formar un nuevo grupo, de acuerdo con la idea de la nueva administración para los amistosos de noviembre y la próxima designación. Es decir, el nuevo piloto de Perú necesitará más capacitación que resultados inmediatos (aunque los necesitamos). En este marco, las opciones del técnico para 2026 se reducen a tener la paciencia, la muñeca y la espalda suficientes para enfrentarse a un equipo bastante joven (la media actual de convocados desde Manuel Barreto tiene 24,6 años) y “darles” identidad. Un proceso similar al que vivió España tras el retiro de su generación dorada y al que la Bicolor y la Roja resistieron, por ejemplo, hasta tocar fondo.
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