Elecciones 2026: elementos de descontento y división en las votaciones del sur | izquierda | JNE | ONPE | Puño | Arequipa | Cuzco | Nota de cariño | ELECCIONES – El diario andino

Una revisión detallada del proceso electoral desde 2001 nos muestra que el descontento ha prevalecido sobre todo en las dos últimas elecciones generales de 2016 y 2021. Esto significa que las personas que no apostaron por ningún candidato (suma de votos en blanco, cero votos y ausentismo) superaron los votos de los candidatos de la primera vuelta.
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El patrón se repite en Puno, Cusco y Arequipa para las elecciones de 2016 y 2021, donde el descontento supera, en todos los casos, el 30%. Los casos más notables se registraron en Arequipa en 2016, donde el descontento alcanzó el 42,60% frente al 20,30% que representan los votos de Pedro Pablo Kuczynski respecto del total de electores de la región. Lo mismo se observó en 2021, donde el descontento en Puno alcanzó el 40,70% frente al 22,65% de la votación de Pedro Castillo en términos del electorado total.
La última vez que el descontento se impuso al candidato ganador fue en 2001, en primera vuelta con Alejandro Toledo en las provincias de Cusco y Puno.
Si nos fijamos específicamente en los aspectos de insatisfacción, también encontramos una tendencia, especialmente en Puno, donde los votos nulos y los votos en blanco han mostrado una tendencia creciente desde 2011, y lo mismo con el ausentismo pero con un aumento desde 2006.
—Percepción errónea—
El analista político Eduardo Dargent explicó que el sur solía ser visto como un espacio electoral con claro apoyo a un candidato, como sucedió con Ollanta Humala, y esto está en línea con las cifras que muestran que en los procesos electorales de 2006 y 2011 el voto a un candidato nacionalista superó los tres registros de desafectos identificados en los tres padrones de desafectos.
“Pero en las últimas elecciones Pedro Castillo obtuvo este voto, mientras que los votos de Yonhy Lescano y Verónica Mendoza no fueron menos”, afirmó.
El politólogo de la PUCP explicó que la posición sureña se opone al limanismo asociado al status quo.
«Esta es una votación un tanto crítica y tiene relación con la izquierda, pero no es ideológica. Es mucho más compleja», enfatizó, para luego recordar que la votación de Fujimori no fue irrelevante en el sur, donde en la primera vuelta de 2006 y 2011 logró un éxito considerable.
En el último ciclo electoral, el descontento ha prevalecido en los tres principales focos electorales del sur.
-Privaciones-
Luis Idme, locutor de Puno, advirtió que, a diferencia del último proceso electoral, el sur del país va a esta elección muy dividido. «Tiene que ver con
el estallido social de 2022, que transcurrió sin líderes visibles. Y los que no son líderes no se han podido beneficiar”, afirmó.
Para denunciar esto último, Idme tomó como ejemplo a Roberto Sánchez, el líder de Juntos por el Perú, y su alianza con Pedro Castillo y Betsy Chávez. «No veo resultados hasta el momento. No destacan. Podría ser una señal de que estos números no son decisivos como en otros procesos», afirmó el experto.
Respecto al espectro de la derecha, Idme admitió que el fujimorismo siempre presentó voto duro, que en Puno ha sido del 5%. Pero adelantó que esta vez ese espacio competirá con Renovación Popular.
«Rafael López Aliaga juega con el servicio de la iglesia, de la familia, con ideas de insulto directo al caviarismo, y eso resuena. Y Puno es conservador, por ejemplo, en temas como el aborto», explicó Idme.


