Estamos obstruyendo el inodoro de carbono del océano y es algo que sólo nos va a causar problemas – El diario andino

En estos momentos el océano está actuando como un gran «retrete de carbono». Un sistema natural esencial que extrae dióxido de carbono de la atmósfera y lo encierra en las profundidades del mar, ayudando a regular el clima global. Sin embargo, las recientes olas de calor que hemos vivido en el mar están alterando este proceso crítico, que podría tener graves consecuencias para el clima de todo el planeta.

El ‘retrete de carbono’. En la superficie del océano ahora podemos encontrar organismos llamados fitoplanctonlos cuales tienen la capacidad de absorber CO₂ y producir oxígeno mediante un mecanismo de fotosíntesis simple con ayuda de la luz solar. El problema es que vivimos en un ciclo de vida que avanza constantemente, y por eso estos organismos son alimento de pequeños animales marinos. llamado zooplanctonque generan heces en forma de pequeños gránulos que se hunden en el fondo del mar.

Este fenómeno, denominado «bomba biológica de carbono», transporta carbono desde la atmósfera hasta el fondo del mar, donde puede permanecer aislado durante siglos. De esta forma, el fondo marino puede verse como un gran ‘cementerio’ de CO₂ almacenado en las heces de estos animales. Algo que a largo plazo nos está ayudando a limpiar la atmósfera y mitigar el calentamiento global.

Olas de calor. En el noroeste del Pacífico, dos grandes episodios de olas de calor marinas ocurridos en los períodos 2013-2015 y 2019-2020 lo están cambiando todo. Aumentos de temperatura alteró drásticamente la composición del fitoplancton y zooplancton, generando un efecto de «obstrucción» del retrete de carbono que tenemos en el océano.

La falta de mezcla profunda y de nutrientes, causada por el calentamiento y la estratificación del agua, favoreció a las especies más pequeñas que producen heces que tienden a flotar en lugar de hundirse, ralentizando el transporte de carbono a las profundidades.

Una nueva capa. Si las heces flotan, esto simplemente significa que el carbono orgánico ahora se acumula en las capas superficiales del agua en lugar de llegar a las zonas profundas donde estaba secuestrado. A esto se suma también una mayor proliferación bacteriana en aguas cálidas que descompusieron más materia orgánica, liberando CO₂ nuevamente al agua y posteriormente a la propia atmósfera. Esto es algo que debilita el papel de ‘amortiguador’ para intentar compensar la concentración de CO₂ en nuestra atmósfera.

Consecuencias. Estos cambios no sólo afectan al ciclo del carbono, sino también a la base misma de la cadena alimentaria marina. La disminución del fitoplancton de gran tamaño reduce la producción de oxígeno y limita la alimentación de especies marinas más grandes, incluidas las ballenas y los peces comerciales de importancia para la humanidad. Los zooplancton también están respondiendo al calentamiento con cambios en su tamaño y distribución, lo que afecta aún más la eficiencia del ciclo del carbono, ya que cuanto menor sea su tamaño, menos CO2 capturarán y menos O2 producirán.

Cómo se hizo. Para llegar a estas conclusiones, la investigación se basó en una década de datos que se obtuvieron a través de Flotadores biogeoquímicos Argo. Se trata de dispositivos autónomos que tienen la capacidad de explorar las capas del océano midiendo parámetros químicos y biológicos sin necesidad de una presencia humana constante.

Esto ha permitido monitorear en detalle los cambios en los ecosistemas marinos durante eventos extremos, revelando patrones hasta ahora invisibles y proporcionando una herramienta esencial para futuros estudios y estrategias de mitigación.

El futuro. Estos episodios de olas de calor marinas son cada vez más frecuentes en nuestros océanos debido al calentamiento global, como también estamos viviendo en España. Esto significa que si las emisiones de gases de efecto invernadero no se reducen rápidamente, el océano podría perder gran parte de su capacidad para absorber carbono atmosférico.

En | La pregunta no es cuándo dejará de llover, la pregunta es cuánta más agua caerá este otoño.