May 13, 2025

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Política

Fórmula mágica para llegar a 2026, por Juan Paredes Castro | Presunción

Fórmula mágica para llegar a 2026, por Juan Paredes Castro | Presunción

En el ámbito de la transformación política, es fundamental encontrar fórmulas que, aunque no sean mágicas, puedan guiar el proceso de forma realista y efectiva, especialmente de cara a julio de 2026.

Un enfoque pragmático sería considerar una reestructuración del liderazgo gubernamental. Primero, recordando la época de Alberto Otárola como comandante en la oficina presidencial en el Consejo de Ministros, sería pertinente que Dina Boluarte se retirara del cargo de jefa de Estado. Gustavo Adrianzén podría asumir la responsabilidad total del Gobierno, lo que facilitaría la identificación de roles más claros dentro del sistema presidencial. Esto permitiría un rediseño constitucional urgente que se necesita en el país.

Al hacer este cambio, Boluarte ya no tendría que lidiar con las complicaciones y protocolos diarios que impiden la fluidez de su trabajo. A través de un Consejo de Estado conveniente, podría establecer acuerdos estratégicos para combatir la delincuencia y optimizar las funciones de la Comisión, el Parlamento, la Oficina del Fiscal y el Tribunal de Justicia. Sin la presión constante del gobierno, incluso podría permitirse un viaje a Roma para reunirse con el encantador Leo XIV, liberada de la expectativa de su presencia en situaciones críticas en Perú.

La distribución de funciones entre Boluarte y Adrianzén podría reforzar el papel de César Acuña y Keiko Fujimori en el Parlamento como sostenedores del actual gobierno. Esto les permitiría actuar con mayor efectividad, ya que no estarían limitados a un futuro incierto. Los desafíos de la gestión de Boluarte y Adrianzén hacen que Acuña y Fujimori tengan, cada vez más, una influencia considerable en el poder político, como revelan recientes encuestas. Este nuevo papel, estratégico y calculado, podría llevar a Acuña y Fujimori a alcanzar un lugar destacado en la historia, dependiendo de su habilidad para navegar los desafíos políticos sin desestabilizar la situación existente.

Entender claramente las responsabilidades de Boluarte y Adrianzén, mientras Acuña y Fujimori mantienen una postura de gobierno más proactiva, podría significar que no están al borde de una crisis, sino más bien trabajando hacia una producción concreta y realista. Esto podría crear un ambiente político más armónico y menos conflictivo, donde el gobierno sería más controlado y, a su vez, menos responsable ante situaciones adversas que afecten a la representación del pueblo.

No pretendo afirmar que esta agenda será la solución definitiva; sin embargo, sería un paso significativo si la presidenta Boluarte entendiera que su papel, como líder, es esencial en la representación de la nación. Desde su posición, puede contribuir a una administración más eficiente sin necesidad de ejercer control absoluto, dado que el primer ministro Gustavo Adrianzén se encargaría de la gestión cotidiana.

Idealmente, Boluarte debería convertirse en un verdadero símbolo político, fomentando un clima de diálogo y cooperación entre los peruanos, en contraste con los desafíos y amenazas contínuas que enfrenta el país, como vacantes, censuras, descalificaciones, vetos y cuestiones constitucionales.

*La tienda abre sus páginas para ideas y reflexiones. En este marco plural, el documento no necesariamente coincide con las opiniones de los miembros del equipo que los firman, aunque siempre respeta.

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Redactor Andino