José Antonio García Belaunde, el legado del canciller que lideró Torre Tagle durante un lustro y fue clave para el caso del Perú en La Haya | POLITICA – El diario andino






El excanciller peruano José Antonio García Belaunde falleció este viernes a los 77 años. La muerte lo encontró en Madrid, donde venía desempeñándose como agregado ad honorem de la Embajada del Perú en España.
Su gestión al frente del Ministerio de Relaciones Exteriores (MRE) entre 2006 y 2011, una duración no repetida desde entonces y prácticamente sin antecedentes, estuvo marcada por el fortalecimiento de Torre Tagle y de las relaciones con países de la región.
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Además, sentó las bases de la demanda que llevó a definir la delimitación marítima entre el país y Chile sin que las relaciones entre ambos países se resquebrajen. Todo ello, de acuerdo con testimonio de quienes lo conocieron y trabajaron con él, con un carácter tan sereno como firme.
García Belaunde nació en 1948 en el seno de una familia vinculada a la política, el derecho y la diplomacia. Fue hijo del destaco jurista Domingo García Rada, expresidente de la Corte Suprema y del Jurado Nacional de Elecciones; nieto del excanciller e intelectual Víctor Andrés Belaunde; y sobrino del expresidente Fernando Belaunde Terry. Tuvo como hermanos al excongresista Víctor García Belaunde y el abogado constitucionalista Domingo García Belaunde.
“Fue una persona excepcional y un diplomático brillante»
“Él sentía mucha responsabilidad por pertenecer a una familia muy comprometida con la peruanidad”, recuerda el jurista Víctor García Toma, quien, como ministro de Justicia, fue parte del gabinete junto a García Belaunde.
“Pertenecía a esa familia y sentía que todo lo que tenía que hacer debía estar en concordancia y correspondencia con esa tradición. Lo tenía muy claro”, expresó.
En los años sesenta, mientras estudiaba Letras y Derecho en la Universidad Católica, conoció y forjó una amistad con el futuro presidente Alan García, según recordó el también excanciller Allan Wagner en diálogo con . “Era mi mejor amigo (…) Tengo una pena inmensa”, agrega al recordar a ‘Joselo’, como era conocido. “Fue una persona excepcional y un diplomático brillante”, expresa.
Wagner cuenta que conoció a García Belaunde cuando ambos estudiaban en la Academia Diplomática, de donde este último se graduó en 1969. “Él estaba en un año menos que yo. Luego, a lo largo de nuestras carreras, coincidimos en varias oportunidades para trabajar juntos temas importantes. Además, (su relación) también incluyó a nuestras familias”.
Alan García y Jose Antonio García Belaunde en una recepción en la residencia del embajadador de España en Perú. Foto: Archivo GEC / Giuliano Buiklece
/En las décadas siguientes, su carrera como diplomático peruano lo llevó a ocupar cargos como segundo secretario de la misión ante las Naciones Unidas (1973-1976), primer secretario en la embajada del Perú en México (1978), jefe del gabinete técnico del MRE (1979), consejero comercial de la Embajada en España (1982-1984), ministro consejero de la Embajada en Quito (1984-1985), ministro de la embajada del Perú en Estados Unidos (1986) y subsecretario de Asuntos Económicos e Integración del MRE (1988-1990).
Carlos Pareja, exembajador del Perú en Chile y exdirector de Protocolo de la Cancillería durante la gestión de García Belaunde, dijo a que el futuro canciller fue, en 1992, “uno de los de los diplomáticos que fueron cesados” durante el régimen de Alberto Fujimori. Aun así, su carrera continuó en otras instancias: fue director de la Junta del Acuerdo de Cartagena entre 1990 y 1997 y director general y luego asesor en la Comunidad Andina entre 1997 y 2006.
El 2006 marcó el inicio de la etapa más importante de su carrera, cuando Alan García lo convocó para ser canciller de su segundo gobierno. Su gestión terminó durando un lastro, correspondiente a todo el periodo constitucional de ese gobierno. Durante este, gozó de toda la confianza del presidente y tuvo una particular “sintonía” con él sobre el manejo de la política exterior, según recuerda Pareja.
“Su gestión en Torre Tagle fue muy importante porque veníamos de turbulencias internas, derivadas de los ceses hechos por el presidente Fujimori”, dice Carlos Pareja. “Hizo todo lo posible por la reconciliación dentro de Torre Tagle, haciendo algunos nombramientos y haciendo gestos que promovieron la reconciliación entre los diplomáticos (…) Él había sido uno de los cesados, pero nunca tuvo un gesto negativo contra nadie, sino que trató de que hubiera armonía y creo que sí lo logró”.
Allan Wagner y José Antonio García Belaunde durante una condecoración del Poder Judicial. Foto: Archivo GEC
Wagner considera que, en general, la carrera diplomática de García Belaunde trajo consigo “importantes contribuciones a al Perú y a su política exterior”, como su contribución a los tratados de libre comercio con Estados Unidos, la Unión Europea y “una docena más de países” y su apoyo a la integración regional mediante la Comunidad Andina.
Sobre su gestión como canciller, la consideró como las más importante en las últimas décadas “Destacó por haber preparado los trabajos necesarios para la presentación de la demanda del Perú ante la Corte Internacional de Justicia (de La Haya). Convocó a juristas internacionales y nacionales para recibir sus opiniones y, con la ayuda de funcionarios especializados de la Cancillería, se fue plasmando, la demanda del Perú”, indicó.
Wagner detalló que, por recomendación de Alan García, García Beluande le planteó ser el agente del Perú ante La Haya “para conducir este caso”. “Esto lo trabajamos conjuntamente durante todo el periodo que duró su gestión como canciller. Él tuvo contribuciones muy importantes en generar, además, una amplia opinión nacional sobre la importancia de esto y convertirlo realmente en una política de estado. Al mismo tiempo, participaba activamente de los trabajos para la preparación de los documentos que el Perú presentó”.
Durante la gestión de García Belaunde como ministro de Relaciones Exteriores también se forjó la Declaración de Lima, el punto de partida para la Alianza del Pacífico; y se dio impulso a los gabinetes binacionales. Además, se realizó por primera vez una cumbre de líderes de APEC en el Perú, con la presencia de mandatarios como George Bush (Estados Unidos), Hu Jintao (China) y Dimitri Medvedev (Rusia).
Concluido su lustro como canciller, ya durante el gobierno de Ollanta Humala, García Belaunde pasó a ser coagente del Perú ante La Haya. “Entonces, con él ya concluimos el caso en la fase oral y del fallo de la corte, que fue bastante favorable para el Perú”, recuerda Allan Wagner.
El fallo fue emitido por la corte en el 2014. Diez años después, en una columna para , García Belaúnde destacó la importancia del resultado del caso para el Perú y la continuidad que le dieron distintos gobierno. “Decía un jurista que se celebra lo excepcional. Tenemos razones para celebrar la excepcionalidad de este caso por el manejo serio del mismo, la continuidad política y el feliz término de un diferendo”, escribió.
José Antonio García Belaunde durante una sesión de fotos para la que fue su última entrevista con . Foto: GEC / Alessandro Currarino
Sobre el final de su carrera en Torre Tagle, fue embajador en España (2016-2019) y luego agregado ad honorem en la misma misión diplomática, puesto que mantuvo hasta su muerte. Además, desde el 2024, presidía la Fundación Internacional Unión Europea, América Latina y el Caribe (EU-LAC).
Sereno, pero firme
La particularidad de haber logrado durar los cinco años de un gobierno como canciller es atribuida por Allan Wagner tanto a su “amistad personal” con el entonces presidente como a las coincidencias que tenían respecto al manejo de la política exterior. En cuanto al éxito de su gestión y sus cualidades como diplomático, remarcó que “tenía muy claras las prioridades de la política exterior y sabía concentrar el esfuerzo de la cancillería en los temas más importantes”.
“Sabía despejar la paja para concentrarse en el trigo, tenía esa virtud. Y como persona, tenía un trato amable con todos y, en mi caso, un trato fraterno (…) Ha sido una gestión (como canciller) sumamente importante. La historia lo registrará”, comentó
García Toma considera que su permanencia por todo un lustro al frente de Torre Tagle se debió a su “profundo conocimiento de lo que era la cancillería” y a su “relación personal muy intensa” con Alan García. “Incluso después de que dejó el poder, fue uno de sus amigos más leales, más consecuentes (…) Recuerdo mucho que, cuando el féretro (del expresidente) fue paseado por la gente en Lima, me encontré con él, lo acompañé y realmente lo sentí muy conmovido. Era una amistad que superaba los temas ideológicos”.
José Antonio García Belaunde junto a Alan García en un evento en la Casa del Pueblo, en el 2018. Foto: Archivo GEC
Carlos Pareja destacó que García Belaunde pudo desarrollar una gestión de largo plazo, lo que permitió darles continuidad a sus acciones. Además, consideró que fue “no solamente un brillante canciller, sino un hombre de estado” y que deja como legado su “política de continuidad y de solución de los problemas limítrofes”.
“(Su gestión) permitió que se solucionaran los temas pendientes con Chile y también con Ecuador. Con su talente, de siempre buscar el consenso, buscar la armonía, se legró una muy buena relación con nuestros vecinos. Fue una época de oro para las relaciones del Perú con sus países vecinos (…) Todo eso requería tiempo y tranquilidad, y él las tenía porque tenía contaba con la confianza del presidente”, dijo.
En esa línea, destacó el carácter conciliador de su gestión apostó siempre por las buenas relaciones bilaterales: “Nunca hizo uso de una retórica agresiva. Todo lo contrario: fue siempre una retórica para buscar el consenso, la cercanía, los puntos en común, los acercamientos”. “Era muy sereno, trataba de que sus decisiones no fueran tomadas con apasionamiento, sino con serenidad, inteligencia y con madurez (…) (No hizo) demagogia ni populismo, ni grandes declaraciones para buscar titulares”.
García Toma añade que el excanciller “era una persona muy amable y muy cuidadosa de las formas, sin que eso le impidiese ser firme cuando había que adoptar una posición más intensa». “Luego, era un hombre muy culto, con un gran sentido del humor. Y era una persona que estaba permanentemente pensando en sus responsabilidades funcionales”, dijo.
“Su tono de voz era tranquilo, pausado, pero el énfasis que le ponía las palabras indicaba claramente cuando tenía una posición que, en ese momento, no era canjeable, sin necesitar alzar la voz. Luego, en las reuniones, disfrutaba mucho conversar y era muy agradable escucharlo”, recordó. “Fue coherente entre su vida pública y su vida privada. No hay ningún hecho en su biografía personal en la que pueda haber dejado alguna duda de su honestidad, de su transparencia, de su rectitud”.
En cuanto a su legado, el jurista consideró que Torre Tagle “tiene con él, después de Pérez de Cuéllar, a un referente importante”. “Podemos recordar a otros cancilleres por algún gesto o alguna decisión en particular, pero lo importante en él es la continuidad de una política”, dijo. “En su momento, el servicio diplomático podrá consignar que uno de sus mejores miembros al servicio del país fue ‘Joselo’. Esto está clarísimo”.
José García Belaunde durante un homenaje en Torre Tagle a Allan Wagner por su pase al retiro como embajador. Foto: GEC
/Reconocimiento internacional
La noticia, que fue anunciada por la propia Embajada del Perú en España, fue lamentada por la comunidad diplomática, por funcionarios de distintos poderes del Estado y políticos de diversas tiendas. Palacio de Gobierno lo recordó como un “destacado excanciller de la República y figura clave en la histórica defensa del Perú ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya”.
El actual canciller chileno, Alberto van Klaveren, se refirió a él como un “diplomático de larga trayectoria” a quien conoció “en el marco de un caso ante la Corte Internacional de Justicia”.
“Litigamos desde posiciones contrapuestas, pero siempre con respeto y aprecio mutuo”, dijo en su cuenta de X.
En tanto, el expresidente colombiano Álvaro Uribe recordó que su periodo como canciller “fueron años de profunda integración” y lo recordó como “un gran diplomático” y “un noble amigo” de su país.
Mediante la misma red social, la Comunidad Andina destacó que trayectoria “contribuyó notablemente al fortalecimiento y proceso del proceso de integración andino” y lo consideró una “figura clave en la historia reciente” del organismo. El último miércoles, a poco de su fallecimiento, la misma entidad le otorgó el grado de Gran Oficial, el más alto conferido por esta institución.