Los insectos llevan décadas viajando al espacio. Ahora la ESA estudia ponerlos en las placas de los astronautas – El diario andino


Durante años, muchos de nosotros hemos pensado en los insectos como algo ajeno a nuestra mesa, pero han formado parte de la historia espacial durante mucho más tiempo del que imaginamos. Incluso antes de que los primeros astronautas alcanzaran la órbita, estas pequeñas especies ya lo habian mostrado que pudiera soportar las condiciones de vuelo. Hoy, con misiones de larga duración en el horizonte, la conversación ha cambiado. Europa se pregunta si estos animales, tan nutritivos y fáciles de mantener, podrían convertirse en una opción real para alimentar a quienes viven lejos de la Tierra.
Por que insectos. Aunque siguen siendo una rareza culinaria en España, los insectos forman parte de la dieta habitual de miles de millones de personas. La FAO estima Más de 2.000 especies consumidas en diferentes continentes, valoradas por su aporte de proteínas, hierro, zinc y grasas beneficiosas. Su capacidad para desarrollarse con pocos recursos y transformar residuos en biomasa útil los convierte en un candidato atractivo para los sistemas alimentarios controlados. Por eso varios equipos europeos están analizando su potencial nutricional y su viabilidad en entornos donde cada gramo cuenta.
Lo que sabemos sobre la microgravedad. Investigación con insectos en el espacio. ha acumulado décadas de datosdesde los primeros vuelos suborbitales hasta pruebas en estaciones orbitales. Durante este viaje se han probado diferentes especies, con resultados muy diferentes: algunas lograron completar fases esenciales del ciclo vital en microgravedad y otras mostraron sensibilidad a factores como el movimiento o la radiación. Este contraste ha sido útil para comprender qué mecanismos biológicos se mantienen estables fuera de la Tierra y qué procesos se alteran incluso en organismos muy resistentes.
Lo que busca la ESA. el equipo europeo trabajar con una idea específica: conocer en detalle cómo se comportan estos organismos en fases clave de su desarrollo cuando pasan tiempo prolongado en órbita. La agencia ha reunido diversos perfiles para estudiar su capacidad para reciclar nutrientes y producir proteínas en condiciones controladas, una línea que ya cuenta con especies candidatas como el grillo común y el gusano de la harina. Esta investigación pretende aclarar qué requisitos biológicos se deben cumplir antes de plantearse su producción en misiones de larga duración.
Aunque existe una extensa historia de pruebas con insectos, muchos de los resultados están dispersos y provienen de misiones cortas. La mayoría de experimentos no alcanzaron tiempos que permitieran seguir el ciclo de vida completo de una especie, requisito imprescindible para evaluar su uso en misiones largas. Además, muchas de estas investigaciones son antiguas y utilizaron metodologías diferentes, lo que dificulta su comparación. Por eso la ESA está preparando nuevos estudios dirigidos específicamente a medir cambios en la reproducción, el desarrollo y el comportamiento en órbita.
modelo de drosófila. La experiencia de la NASA con Drosophila melanogaster ha demostrado su utilidad como organismo modelo para comprender los cambios fisiológicos en el espacio. La agencia destaca que comparte buena parte de los genes relacionados con enfermedades humanas y que su reproducción acelerada facilita el análisis de varias generaciones. Él laboratorio de mosca de la fruta, Instalado en la Estación Espacial Internacional, nos permite seguir su comportamiento y congelar muestras para estudiarlas en tierra. También incorpora una centrífuga que ayuda a distinguir qué efectos dependen de la gravedad y cuáles están vinculados a la radiación espacial.
Del laboratorio al menú. Por ahora, el uso alimentario de insectos en misiones espaciales sigue siendo una línea de estudio y no una aplicación inmediata. Los investigadores deben comprobar cómo se comportan en fases prolongadas y qué significaría cultivarlos de forma estable en módulos habitados. A esto se suma el desafío de transformar esta biomasa en productos seguros, manejables y aceptables desde el punto de vista nutricional y sensorial. Todo va en la dirección de explorar opciones, no de incorporarlas automáticamente al menú de los astronautas.
Imágenes | ESA | OLLA
En | La comida de los astronautas al principio no es apetecible, especialmente en China


