Los «juegos acogedores» nos iban a salvar del estrés y la productividad. Han acabado siendo auténticos esclavos del ocio – El diario andino




La promesa de relajarse y despejar la mente durante unas horas es lo que nos atrae juegos acogedores: esos juegos que nos rodean de lindos animalitos, nos calman con una paleta visual reconfortante y nos brindan tareas repetitivas y amigables que nos hacen escapar del estrés. Todo parece muy bucólico; Heredas una granja, plantas flores, decoras habitaciones o fabrica muebles de ensueño, con la promesa de escapar por unas horas de la rutina diaria.
Sin embargo, esa especie de refugio digital se ha convertido en la materialización de aquello de lo que querías escapar; en un segundo Google Calendar lleno de reuniones, en un clon de tu trabajo de 9 a 5. Y ‘Tiny Bookshop’ nos lo reafirma.
Lanzado este verano’.Pequeña librería‘ rápidamente se convirtió en un éxito dentro del categoría llena de gente acogedor. La premisa es clara: llegas a un pequeño pueblo con encanto con tu nuevo proyecto de librería itinerante, que podrás decorar con cientos de posibilidades. A través de tu relación con los vecinos consigues vender y recomendar una gran cantidad de libros y, a su vez, descubrir todos los secretos del pueblo.
Todo este punto inicial resulta más que llamativo para los fans del género (como un servidor). Después de más horas de las que me gustaría admitir, me di cuenta de que había vuelto a caer en la trampa del juego. acogedor: dedicar horas y horas en un trabajo. Debajo de la exquisitez de poder pintarlo todo en tonos pastel o recomendar ‘Jane Eyre’ a tus clientes, al final descubres que llevas un tiempo buscando objetos para incrementar tus ventas, consulta los horarios de apertura del día siguiente y estate atento para reponer las estanterías con el género adecuado.
Puedes llamar a esto acogedorpero yo lo llamo emular otra jornada laboral; y lo que es peor, disfrutarlo.
A principios de la década de 2010 se puso bastante de moda, auspiciada por los gurús del valle del siliciouna tendencia llamada “gamificación del trabajo”. Utilizando mecánicas de videojuegos o juegos de mesa, se sumaban misiones, puntos o recompensas a la rutina diaria de las monótonas tareas laborales. Vale la pena preguntarse si el juegos acogedores Han hecho el camino contrario, “traficando” videojuegos.
Es cierto que, como suele ocurrir con estos juegos acogedoreses fácil divertirse con ellos y sumergirse por completo en la historia. Las interacciones son adorables, los personajes son lindos y tienen esa sensación de “película nocturna” que los hace irresistibles; pero al final no podemos ignorar que estamos replicando tareas de las que se supone debemos escapar, como pasar horas y horas trabajando. Y sí, todo depende del tipo de jugador que seas y de cómo gestiones los objetivos del juego, pero el juegos acogedores Rara vez tienen que ver con algo cómodo o cálido.
Hemos idealizado incluso el pago de una hipoteca.
No hablamos de algo concreto que pase con este nuevo lanzamiento, completar o realizar las tareas diarias de este estilo de juegos puede ser lo menos relajante que hay. Con el pináculo de la acogedor‘Stardew Valley’, el día no dura mucho entre ordeñar las vacas, recoger los huevos, hacer mermelada e ir a la mina a buscar objetos. Además, como si de la vida real se tratara, después de todas estas tareas tendrás que poner buena cara e interactuar con tus vecinos.
pasa algo parecido con otro de los grandes nombres de la categoría como ‘cruce de animales‘: tienes que regalar objetos a tus compañeros de isla, talar árboles, plantar flores, pescar y estar atento al día que llegue el personaje que se encarga de comprar tu colección, para poder conseguir dinero y pagar la hipoteca. Sí, una hipoteca sobre una hermosa casa, pero Tom Nook no perdona los plazos. Después de todo esto, sería interesante comprobar el ritmo cardíaco de los jugadores cuando su personaje se va a dormir después de completar todas esas tareas.
Al convertirse en algo más corriente principal y producir algunos ventas más que sustanciales Desde su auge en la pandemia, son innumerables los juegos que adoptan el “acogedor«captar al público, incluso cuando su dinámica se aleja de lo que caracteriza al género. Cabe preguntarse si dentro de esta etiqueta, los mayores exponentes no deberían ser juegos como ‘Abzu’ o ‘Unpacking’, donde el ‘no tienes que hacer nada’ se sigue a rajatabla y los objetivos no tienen cronómetro. Lo contemplativo y lo mecánico es lo esencial en estos ejemplos, haciendo honor a esa parte»acogedor”de refugio mental con paz, serenidad y tareas que se repiten una y otra vez.
De hecho, incluso hay metacrítica dentro de este mundo. ‘parada de viaje‘, un simulador de tienda de té creado por la mente visionaria detrás de ‘The Stanley Parable’, Davey Wreden. El juego ironiza este hecho con un personaje que te invita a atender las peticiones de los clientes cuando te parece bien, sin prisas, porque lo último que necesita el protagonista es es mas presion. Es curioso que la mayoría de los juegos acogedor Tratan sobre la salud mental o la ansiedad, pero algunos tienen mecánicas acordes a esta y otros ofrecen otras radicalmente opuestas a los sentimientos que buscan crear en el jugador.
La perversión del lenguaje, o el uso excesivo de una etiqueta como “acogedor“Vender más ejemplares acaba produciendo una realidad muy concreta: algo se rompe cuando lo primero que nos viene a la cabeza cuando hablamos de estos reconfortantes juegos es cuidar una granja o un supermercado, regar chirivías o pagar una ampliación de tu casa.
La productividad como ocio
Más allá de la mecánica y calidad de cada uno de ellos, el adicción y fanatismo que nos generan no hace más que ponernos frente al espejo y exponer la realidad de nuestra vida diaria: incluso con nuestro ocio queremos ser productivos, subordinando el descanso a un esquema de metas y resultados.
Con el juegos acogedores Esa sensación terapéutica y de bienestar la conseguimos gracias a que dicho búsqueda de productividadcon su adorable estética y música ambiental, no va acompañado de consecuencias negativas. Y así, nos encontramos jugando a ‘Stardew Valley’ o ‘Tiny Bookshop’, víctimas de un lindo capitalismo que llega incluso al nivel emocional; En estos juegos trabajas, inviertes y decoras, no sólo por dinero sino también por el cariño de los demás.
Así pues, el foco de su éxito puede no estar en la tarea en sí, sino en lo que nos hace sentir; No podemos negar el atractivo de realizar una tarea sin presiones y sin plazos o de interacciones amistosas donde no hay jefes ni relaciones tóxicas. Y, también, puede ser que más allá del uso compulsivo de tareas que pueden asociarse a un trabajo común, seamos nosotros, los jugadores, quienes tengamos el problema dentro de nosotros. Nadie me obligaba a progresar más rápido en ‘Tiny Bookshop’, y aun así me encontré buscando una guía en internet para completar una misión más rápidamente.
Parece, por tanto, que esa sensación de “no estoy” también ha llegado al ocio y nuestras aficiones parecen requerir una gran inversión de tiempo. Es muy difícil mantenerse al día con las tendencias, filtrar noticias falsaslee las noticias virales y también mira la nueva temporada de la serie de moda. Así que, quizás, también en nuestro tiempo libre nos dejamos llevar por esa falsa sensación de descanso que nos proporciona otra jornada de trabajo virtual.
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