Pepe Mujica: Presidenta de Brasil Lula da Silva se despide de su amigo en Uruguay | Último | MUNDO
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, realizó una emotiva visita el jueves en honor a su amigo uruguayo y ex presidente José «Pepe» Mujica, quien falleció el martes 13 de mayo a la edad de 89 años. Lula se despidió de él visiblemente conmovido.
El presidente brasileño fue recibido en las escaleras del Palacio Legislativo de Montevideo por el actual presidente uruguayo, Yamandú Orsi. A su lado, también se encontraba su esposa, Rosângela da Silva, mientras atravesaban juntos el Salón de los Pasos Perdidos, un lugar que, sin duda, guarda la memoria de muchos momentos significativos.
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La delegación que acompañó a Lula era considerable, lo que obligó a interrumpir el acceso al parlamento para los ciudadanos uruguayos que deseaban rendir homenaje a su ex presidente y despedirse de él. Este gesto indica no solo el respeto que se tiene a Mujica, sino también el gran impacto que tuvo en la región y en la vida política uruguaya.
Antes de acercarse al ataúd de Mujica, Lula abrazó a Lucia Topolansky, la esposa del ex presidente uruguayo. Este momento fue especialmente significativo, ya que también había compartido un gesto similar con Mujica en su última reunión, que tuvo lugar el 1 de marzo de este año. La calidez de este abrazo reflejó el profundo lazo que existía entre ellos.
Al llegar a los restos de Mujica, el presidente brasileño se detuvo en silencio durante unos segundos, un acto que simboliza la profunda tristeza y el respeto que sentía. Era un momento cargado de significado, ya que muchos que lo rodeaban compartieron ese espacio de reflexión en homenaje a un líder que dejó una huella imborrable.
Lula da Silva saluda a la esposa del difunto ex presidente Pepe Mujica. Foto: Efe
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Más tarde, Lula tuvo la oportunidad de dialogar con el presidente chileno, Gabriel Boric, quien llegó poco antes que él y se convirtió en el único otro jefe de estado presente en Montevideo para rendir tributo a Pepe. Este encuentro reveló no solo la amistad personal sino también la conexión entre sus respectivas naciones y el legado que Mujica dejó en la política regional.
Antes de retirarse, Lula disfrutó de un diálogo extenso con Topolansky. En un último gesto de cariño, se acercó nuevamente al ataúd. Con lágrimas en los ojos, pronunció algunas emotivas palabras a Yamandú Orsi antes de abandonar el recinto, un momento que permanecerá en la memoria colectiva.
En un comunicado oficial emitido poco después del deceso de Mujica, Lula destacó la «grandeza humana» del líder uruguayo, afirmando que su influencia había «trascendido las fronteras de Uruguay y su mandato presidencial».
Lula enfatizó que «la sabiduría de sus palabras se convirtió en una verdadera canción de unidad y fraternidad para América Latina». Esta cita no solo refleja el respeto que siente hacia Mujica, sino también su visión de una región unida bajo principios compartidos.
Durante un viaje a Montevideo en diciembre pasado, el presidente brasileño tuvo la oportunidad de visitar a Mujica en su hogar, La Chacra, donde le otorgó la Orden Nacional de Cruzeiro do Sul, la más alta distinción que Brasil ofrece a ciudadanos de otros países.
Lula describió entonces a Mujica como «la persona más ordinaria» entre los mandatarios que había conocido, un testimonio de la admiración y afecto que sentía por su amigo.
La amistad entre estos dos líderes trascendió las diferencias políticas y se edificó a través de los años, evidenciando el impacto que la conexión personal puede tener en la política internacional.
