que las supernovas están detrás de dos eventos de extinción masiva en la Tierra – El diario andino


Cuando pensamos en extinciones masivas, casi siempre nos viene a la mente el asteroide que acabó con los dinosaurios. Pero el universo tiene formas mucho más espectaculares de reconfigurar la vida, como señala un estudio científico lo que sugiere que al menos dos de los ‘cinco grandes‘Las extinciones de la Tierra no fueron causadas por rocas espaciales, sino por la radiación letal de estrellas en explosión muy cercanas a nuestro sistema solar.
El estudio. La investigación, liderada por Alexis L. Quintana de la Universidad de Alicante, ha complicado el censo más completo hasta la fecha de estrellas tipo OBlos «pesos pesados» de la galaxia. Estas estrellas son increíblemente grandes, calientes y luminosas, viven rápido y mueren jóvenes, terminando sus vidas en explosiones titánicas conocidas como supernovas de colapso del núcleo (ccSN).
Bombas espaciales. En este caso, el equipo ha mapeado 24.706 de estas estrellas en un radio de 1 kiloparsec (unos 3.260 años luz) alrededor del Sol. Y con este mapa han podido calcular algo crucial: la frecuencia con la que una de estas bombas cósmicas explota en nuestro barrio.
El hecho clave es escalofriante: estiman que una supernova lo suficientemente cerca (a unos 20 pársecs o 65 años luz) como para causar estragos en la Tierra ocurre aproximadamente 2,5 veces cada mil millones de años. Esta cifra, que puede parecer baja, encaja inquietantemente en el registro fósil.
Un mecanismo de muerte. ¿Cómo exactamente te mataría una supernova cercana? No es la onda expansiva, sino la radiación. Una explosión tan energética y próxima bañaría nuestro planeta en un torrente de rayos gamma y cósmicos, destrozando nuestra capa de ozono. Sin ese escudo protector, la radiación ultravioleta de nuestro propio Sol se volvió letal, esterilizando la superficie del planeta y provocando un colapso ecológico.
En concreto, el estudio señala que esta tasa de 2,5 eventos cada mil millones de años es “consistente” con el hecho de que una o varias de las extinciones masivas registradas en la Tierra fueron causadas por este mecanismo. En concreto, señalan dos hechos devastadores:
Otros estudios han relacionado ambas extinciones con períodos de intensa glaciación y, fundamentalmente, con una drástica reducción del ozono atmosférico, un «arma asesina» que apunta directamente a un culpable cósmico.
Actualizaciones. Más allá de la amenaza a la Tierra, el nuevo censo de estrellas OB ha permitido al equipo recalcular la tasa global de supernovas para toda la Vía Láctea. Y aquí ha habido una sorpresa: es inferior a lo que pensábamos.
Cálculos anteriores cifraban la tasa en 1 o 2 explosiones por siglo. El nuevo estudio lo reduce a 0,4 – 0,5 supernovas por siglo. Los autores atribuyen esta diferencia a que su censo es más preciso y fiable gracias a los datos de Gaia, ya que los modelos de cómo evolucionan las estrellas han mejorado.
Esta nueva cifra no es sólo una curiosidad astronómica; Son datos fundamentales para otros campos de la física. Por ejemplo, es vital para calcular la frecuencia con la que deberíamos poder detectar ondas gravitacionales provenientes de estas explosiones dentro de nuestra propia galaxia.
Nuestra protección. Afortunadamente, una mirada a nuestro vecindario estelar actual es tranquilizadora. Aunque hay estrellas masivas que sabemos que explotarán «pronto» (en tiempo astronómico), como las famosas supergigantes rojas Antares y Betelgeuse, ambas se encuentran a cientos de años luz de distancia.
Están demasiado lejos para freírnos con su radiación, pero lo suficientemente cerca como para que cuando finalmente detonen (lo que podría suceder mañana o dentro de 100.000 años), nos darán un espectáculo de luces en el cielo que durará semanas. Mientras tanto, ahora tenemos un nuevo sospechoso al que culpar de algunas de las peores catástrofes en la historia de la vida, mucho antes de que los humanos aparecieran para presenciarlas.
Imágenes | Aron Visuales 愚木混株 Yumu
En | Podríamos pensar en el espacio como un lugar sin amenazas climáticas para la Tierra. Podríamos ignorar los «tornados espaciales»