Se han perdido 8 kilómetros de hielo en dos meses y los investigadores sólo coinciden en una cosa: es algo de qué preocuparse – El diario andino

Predecir el futuro de los glaciares antárticos es sin duda un gran desafío para la ciencia, pero lo más importante sobre todo es saber cómo afectará al nivel global del mar. Lo peor de todo es que las últimas noticias que tenemos a nuestra disposición no son nada positivas, ya que la Glaciar Hektoria Ha retrocedido 8 kilómetros en sólo dos meses, una velocidad sin precedentes en la era moderna.
De dónde partimos. Normalmente, el retroceso de los glaciares se mide en cientos de metros por año. Es una de las métricas más claras que tenemos para poder ‘medir’ el calentamiento global, y por eso ahora lo que acaba de registrar un equipo de la Universidad de Colorado Boulder en el glaciar Hektoria, en la península oriental de la Antártida, juega en una liga completamente diferente.
La medida. En sólo dos meses durante 2023, la Hektoria perdió casi la mitad de su masa. En total desaparecieron 8 kilómetros de hielo. Una velocidad de colapso que nunca se ha visto en la historia moderna y que, según los autores del estudio, es más propia del final de la última glaciación. Algo que no cuadra en este caso.
Hektoria es relativamente pequeña para los estándares antárticos (unos 300 km², menos que la ciudad de Málaga), pero su colapso fue tan repentino que dejó atónitos a los investigadores.
Una coincidencia. Irónicamente, el equipo de investigación ni siquiera estaba estudiando Hektoria. Estaban analizando datos satelitales y de teledetección para otro proyecto cuando Ochwat se dio cuenta de que el glaciar prácticamente había desaparecido de las imágenes.
Las medidas. Aquí es donde la tecnología entra en juego. El equipo tuvo que combinar datos de múltiples satélites para comprender qué había sucedido y, sobre todo, qué rápido lo hizo. «Si sólo tuviéramos una imagen cada tres meses, no podríamos decir que el glaciar perdió dos kilómetros y medio en dos días». explica Ochwat. En este caso, combinando imágenes de diferentes satélites se pueden llenar los huecos de tiempo y confirmar con las pruebas en la mano la rapidez con la que se ha ido derritiendo el hielo.
Pero la clave no estuvo sólo en las imágenes. También utilizaron instrumentos sísmicos que tienen la capacidad de detectar una serie de «terremotos glaciales» que ocurrieron exactamente durante el período de rápido derretimiento. Y estos terremotos no se miden porque sí, sino para confirmar algo crucial: el glaciar estaba anclado al lecho de roca (y no flotando) justo antes de romperse.
Esto es fundamental tanto para la ciencia como para todo el planeta, ya que el hielo que está flotando (como una plataforma de hielo) no eleva el nivel del mar cuando se derrite, como tampoco lo hace un cubo de hielo en un vaso de agua. Pero el hielo que descansa sobre la tierra (o anclado al fondo del mar) y cae al mar sí contribuye al aumento global del nivel del mar al aumentar su volumen.
Tu talón de Aquiles. El colapso no se debió a un simple derretimiento superficial. La causa fue topográfica, ya que muchos glaciares antárticos descansan sobre profundos cañones o montañas submarinas. La Hektoria, sin embargo, tuvo la desgracia de descansar sobre una «llanura de hielo»: una zona de lecho rocoso excepcionalmente plana y por debajo del nivel del mar.
Esta topografía plana provocó que una sección gigantesca del glaciar comenzara a flotar de una vez, en lugar de hacerlo gradualmente. En el momento en que el glaciar perdió su anclaje al suelo (su «línea de apoyo»), quedó expuesto a las fuerzas del océano, y por tanto todo empezó a avanzar muy rápidamente.
El proceso fue brutal, ya que todo comenzó con el agua más cálida del océano que se filtró por debajo y comenzó a abrir grietas desde el fondo del glaciar hacia arriba. Al mismo tiempo, el glaciar ya tenía grietas en la superficie. Finalmente, las grietas inferior y superior se encontraron y el glaciar literalmente se desintegró.
Una advertencia para futuros glaciares. El caso Hektoria es una advertencia de primer orden. Los científicos saben que existen numerosos glaciares en la Antártida que también descansan sobre este tipo de llanuras de hielo. Hasta ahora se pensaba que sus colapsos serían procesos que durarían siglos. Hektoria demuestra que pueden ser meses, lo que debería ponernos en alerta por las implicaciones que tendría sobre el nivel del mar.
Y si bien el colapso de un pequeño glaciar como Hektoria no cambiará dramáticamente el nivel global del mar, sí demuestra por sí solo que un mecanismo de colapso rápido, hasta ahora teórico o que se creía típico de eras geológicas pasadas, es perfectamente posible hoy. Si este mismo mecanismo se activa en glaciares mucho más grandes, el aumento del nivel del mar podría acelerarse de manera muy considerable y mucho antes de lo esperado.
Imágenes | Cassie Matías
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