Si podemos llamar «hamburguesas» a las hamburguesas vegetales (y parece que durarán años) – El diario andino



¿Se puede llamar “hamburguesa” a un alimento que no contiene carne? ¿Es una salchicha de tofu realmente una «salchicha»? Cuando un fabricante mantiene esos viejos términos en sus nuevos productos, ¿está engañando a los consumidores o se lo está facilitando a sí mismo? El debate viene de lejos (de muy lejos), pero parece estar claro para la actual Cámara Europea, salida de las urnas en 2024: Una cosa es la alimentación de origen vegetal y otra los términos asociados a la carne, por eso lo mejor es separarlos.
Lo que no está tan claro es que pueda zanjar la discusión.
Palabras (y algo más). La industria alimentaria europea lleva años inmersa en un debate que poco tiene que ver con la ganadería, la regulación de la agricultura, la competencia de otros mercados o la salud de los consumidores. Su principal obsesión son las palabras. Literalmente. Si una bebida de avena puede llamarse «leche», las «salchichas» de tofu deben presentarse como tales o una «hamburguesa» vegana no es más que una «disco vegetal».
Puede parecer una cuestión burocrática, pero hay algo más en juego que el lenguaje: el derecho a etiquetar nuevos productos con etiquetas antiguas que además sean claramente reconocibles por los consumidores. Y eso es oro cuando se trata de competir en los supermercados. De ahí que el debate sobre las denominaciones (lejos de cesar) acaba de escribir un nuevo e importante capitulo en Estrasburgo.
355 contra 247. Lo que ha hecho el Parlamento Europeo es apoyar con 355 votos a favor (contra 247 en contra y 30 abstenciones) una iniciativa que propone prohibir el uso de términos como «hamburguesa», «schnitzel», «filete» o «salchicha» en alimentos que no contengan carne. Es decir, esas palabras (muy reconocidas por los clientes tras décadas de uso) quedan fuera del alcance de las nuevas empresas dedicadas a la comercialización de alimentos. a base de plantas.
«Un filete, un escalope o una salchicha son productos de nuestra ganadería, no arte de laboratorio ni productos vegetales. Necesitamos transparencia y claridad para el consumidor, así como reconocimiento del trabajo de nuestros agricultores», afirmar el eurodiputado Celine ImartAutor de la modificación de la legislación comunitaria. Imart representa a Francia, el país que más claro insiste en el cambio y también forma parte del Grupo del Partido Popular Europeo (PPE).
Si la propuesta ha conseguido el respaldo de Estrasburgo es precisamente por el apoyo que ha recibido de la derecha tras la presión ejercida por los sectores ganadero y agrícola. Delante se encontró el rechazo de la izquierda y de los Verdes.
¿Y ahora qué? Que la iniciativa haya recibido el respaldo del Parlamento Europeo no significa que vayan a desaparecer los paquetes que anuncian hamburguesas a base de tofu y seitán, pepitas verduras o salchichas de tofu. Para ello es necesario que la propuesta obtenga el aval de la Comisión Europea y de los gobiernos de los 27 países del club comunitario. Corresponderá ahora a la Comisión y al Consejo negociar la medida y (si procede) aprobar la iniciativa y convertirla en ley.
no será fácil. Y no sólo por el rechazo de otras formaciones políticas. El propio Partido Popular Europeo no tiene una posición firme al respecto, como ha dejado claro su líder en el Parlamento Europeo, el alemán. Manfred Weberquien antes de la votación reconoció que no cree que sea un tema prioritario. «Los consumidores no son tontos cuando van al supermercado a comprar», subrayó. También ha planteado el hecho de que los nuevos alimentos de origen vegetal prescindan de términos como «hamburguesa» o «filete». la oposición de grandes empresas del sector, como Aldi y Lidl.
En septiembre, un grupo de empresas entre las que se encontraban las cadenas alemanas Burger King, Green Force y el productor de salchichas Rügenwalder Múhle (entre otras) lanzaron una carta abierta en el que advierten de que el cambio legislativo «va en contra del objetivo de lograr una oferta alimentaria resiliente y diversificada», «debilita» los derechos de los clientes y «perjudica a las empresas».
«La propuesta hace que sea más difícil para los consumidores tomar decisiones informadas. Los términos familiares son ayudas prácticas que les permiten tomar decisiones de compra conscientes». concluye la carta.
(Mucho) más que un voto. Eso no significa que la votación del Parlamento Europeo sea letra muerta. Como mínimo, revela que el debate sigue muy vivo en las instituciones europeas, donde ya ha acumulado una larga historia legislativa con intentos frustrados, extensas discusiones y medidas que han llegado a buen término.
Entre los últimos está la decisión adoptada por el Tribunal de Justicia de la UE en 2017 sobre el uso de términos lácteos para productos de origen vegetal, como bebidas de soja o de avena. La agencia concluyó que sólo los productos de origen animal podían utilizar términos como «leche», «mantequilla» o «yogurt».
¿Mejores «discos vegetales»? Desde entonces, el debate sobre el uso de términos asociados con la carne ha seguido arrasando en la UE. Hace cinco años el Parlamento Europeo ya discutió una iniciativa similar en el marco de la reforma de la PAC, que hizo temer en el sector que hubiera que cambiar el nombre de las salchichas vegetales o las hamburguesas. «tubos o discos para vegetales«. El cambio de denominaciones no siguió adelante en la Cámara, pero sus defensores nunca han tirado la toalla.
En 2024 la justicia europea tuvo que hablar contra la decisión de Francia de prohibir palabras como «filete» en los alimentos vegetales, y esta primavera la cuestión surgió durante una revisión del reglamento. Organización común de mercados.
¿Qué pasará a partir de ahora? Por ahora, Imart y sus partidarios han logrado una victoria significativa en Estrasburgo, impulsada en gran medida por el respaldo de un Parlamento Europeo. más tacones a la derecha que hace cinco años.
Curiosamente la medida parece generar más preocupación en oficinas institucionales y empresas que en la calle, donde el uso de los términos no quita el sueño. Así lo revela una encuesta realizada hace cinco años por la Organización Europea de Consumidores (BEUC) y que refleja que lo que realmente importa a la mayoría de los usuarios es la claridad en el etiquetado. «Casi el 70% entiende estos nombres siempre que los productos estén claramente etiquetados como veganos o vegetarianos». reclamos la organización.
Imágenes | T. Tseng (Flickr), Louis Hansel (Unsplash)
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