Todo tranquilo en el frente

Era un secreto abierto. Tarde o temprano Eduardo Arana reemplazaría a Gustavo Adrianzén en la presidencia del Consejo de Ministros y así fue. El miércoles pasado, el entonces Ministro de Justicia asumió como el cuarto presidente del Consejo del Gobierno de Dina Boluarte.
La salida de Adrianzén fue rápida, ya que optó por presentar su renuncia en lugar de enfrentarse a un posible proceso de censura. Sin embargo, en lugar de aplacar a sus críticos, este cambio ministerial terminó por acelerar su propia salida del gabinete. Los movimientos en el ministerio no lograron el efecto de tranquilidad que esperaba el gobierno.
Al asumir, Arana tuvo la oportunidad de realizar ajustes significativos en su equipo, una de las decisiones polémicas fue el cambio en el Ministerio de Transporte (MTC). Ahí, César Sandoval Pozo había dejado su puesto, y su reemplazo se vio envuelto en escándalos asociados a una supuesta conexión con la minería ilegal. Según información de este periódico, Arana, en su rol como asesor de dicho ministerio, había sostenido al menos cinco reuniones con el abogado Kícter García Calderón, quien representa legalmente a los hermanos Teonila y Víctor Sánchez Iparraguirre, quienes están bajo investigación por delitos graves. Este tipo de conexiones son preocupantes, especialmente en un ministerio encargado de manejar el mayor presupuesto y supervisar la construcción de infraestructuras vitales para el país.
En este contexto, tanto Boluarte como Arana tenían una ventana de 24 horas para rectificar dicha designación, pero decidieron no hacerlo, eligiendo un acuerdo político sobre las evidencias de corrupción que rodeaban a la nueva figura del ministerio. Esto plantea serias dudas sobre la ética del nuevo gabinete y su compromiso con la transparencia.
Es fundamental mencionar que el Artículo correspondiente de la Constitución establece que «el presidente de la República nombra y puede destituir al presidente del consejo de ministros así como a otros ministros, bajo su propuesta y acuerdo, respectivamente». En este sentido, Arana optó por un procedimiento que parece más controlado y menos considerado desde la propuesta gubernamental.
Adicionalmente, otra de las propuestas que Arana presentó fue la designación de Juan Carlos Alcántara Medrano como parte del nuevo gabinete, quien no ha ocultado su cercanía con el presidente Nicanor Boluarte. Su historial está marcado por una investigación en relación a negociaciones dudosas en la oficina del fiscal contra la corrupción. Además, su desempeño anterior como fiscal fue objeto de crítica, ya que no gestionó adecuadamente casos importantes relacionados con el narcotráfico y la pérdida de evidencias, según reportes de diversas fuentes.
El nuevo Ministro Arana y su equipo tienen 30 días para presentarse ante el Congreso. Aunque los bancos de oposición de izquierda han insistido en que votarán en contra de otorgar confianza al nuevo gabinete, existe la posibilidad de contar con respaldo fundamental por parte de las tropas populares (FP) y la aplicación.
La representante de FP, Patricia Juárez, se mostró optimista respecto a la designación de Arana, afirmando que “tendrá la capacidad de organizar partidos políticos”. Por su parte, César Acuña, presidente de la aplicación, expresó su esperanza de que los 130 parlamentarios brinden un voto de confianza sólido, enfatizando la necesidad de estabilidad en el país.
Sin embargo, los cambios en el gabinete no generan un sentimiento inspirador sobre el futuro, dejando a muchos en la incertidumbre respecto a las decisiones que se tomarán en los próximos días.