Una fábrica en Irlanda hizo una fortuna vendiendo fórmula para bebés a China. Hasta que los chinos dejaron de tener hijos – El diario andino


Si no se revierte la crisis demográfica de China, si las fábricas del mundo se reducen y nada detiene la hemorragia, su declive se arrastrará y tendrá efectos en todo el mundo: desde aumentos de costos en bienes de consumo (teléfonos, calzado, vehículos eléctricos) hasta presiones inflacionarias por una menor eficiencia manufacturera. Como ejemplo, un “botón”: a miles de kilómetros de China, toda una población sufre ya la falta de bebés en Pekín.
En Irlanda nadie imaginaba una situación como ésta.
Espejismo industrial. Durante años, la pequeña ciudad irlandesa de Askeatonen el condado de Limerick, encontró su redención en una fábrica que producía oro en polvo. No fue una metáfora. La leche infantil se produjo en las líneas de producción de Nestlé para el mercado chinoun producto tan rentable que algunos trabajadores lo apodaron “la cocaína blanca” del pueblo.
De la noche a la mañana, ese negocio transformó una ciudad olvidada por la modernización en un enclave próspero, donde el crédito fluía con facilidad y el empleo era sinónimo de estabilidad. Pero cuando los directivos suizos llegaron hace dos años con el anuncio de cierreLa incredulidad se apoderó de todos. Nadie podía concebir que una planta tan moderna, fruto de una inversión millonaria, fuera a cerrarse sin más.
Confíe en China. Nestlé atribuyó la decisión a una razón macroeconómica: él caída de la tasa de natalidad en China. El número de nacimientos había caído de 18 millones en 2016 a solo nueve millones en 2023, y la demanda de fórmulas infantiles extranjeras estaba cayendo. Sin embargo, El New York Times dijo que entre los 1.100 habitantes de Askeaton la versión oficial no convenció. Había quien sospechaba que la multinacional simplemente respondía a una demanda china: trasladar la producción al propio territorio asiático.
El argumento tenía sentido. Durante años, Nestlé había cerrado mercados en Europa y Oriente Medio para concentrarse exclusivamente en China. «Ponemos todos nuestros huevos en una sola canasta». recuerda el diario Oliver Scanlon, uno de los veteranos del lugar. Y aunque el negocio vivió su época dorada con ese giro, todos entendieron demasiado tarde lo que significaba: China no sólo estaba comprando el producto, sino que también estaba aprendiendo a fabricarlo.
Aprendizaje silencioso. Los trabajadores cuentan cómo cada año llegaban auditores chinos, curiosos hasta el extremo, anotando cada detalle técnico del proceso industrial. A veces incluso visitaban granjas vecinas, interesándose por los métodos de producción lechera. “Vinieron a aprender” contado el ranchero Tim Hanley. «Pueden producir de todo y su objetivo es la autosuficiencia».
En última instancia, lo ocurrido en Askeaton fue consecuencia de un patrón repetido: el entusiasmo inicial por el mercado chino terminó con la transferencia de conocimientos y la reubicación de la producción. En noviembre de 2023, apenas un mes después de anunciar el cierre de Irlanda, Nestlé obtuvo autorización para abrir una planta gemela en Suzhoual este de China. Aunque justifica el cierre por la caída de la natalidad, la empresa proclamado que el mercado chino “sigue siendo el más grande del mundo en número absoluto de recién nacidos”.
Desempleado. El Times recordó que el cierre de la planta ha dejado una cicatriz visible. Las máquinas se pararon el mes pasado y, salvo que alguien compre las instalaciones por los 22 millones de euros en que las ha tasado Nestlé, las puertas se cerrarán definitivamente en marzo. Los despidos, los paquetes de indemnizaciones y los programas de recolocación no han compensado la sensación de pérdida.
La fábrica era el motor invisible que hacía funcionar los negocios locales, desde la ferretería de Seán Moran hasta la cooperativa de crédito, que durante años concedía préstamos con sólo una nómina como garantía. “Era un buen salario y el pueblo prosperó”. admite Patrick Ranahan, responsable de la entidad. «Pero sabíamos que podría desaparecer de un día para otro».
De la globalización a la dependencia. Él El caso de Askeaton Es un ejemplo de la vulnerabilidad de las economías locales en la era de la globalización. El repentino éxito, sostenido por la demanda china, enmascaró la fragilidad de un modelo basado en un único cliente y un único mercado. Lo que comenzó como una historia de cooperación internacional terminó siendo una transferencia de tecnología disfrazada de prosperidad.
En el proceso, China no sólo compró el producto, sino también el conocimiento, y cuando estuvo lista para replicarlo, simplemente cortar la corbata. Para Askeaton, la “joya de la corona” se ha convertido en el símbolo de una amarga lección: en el comercio global, el brillo del éxito puede desvanecerse tan rápidamente como la espuma de la leche en polvo que los alimentó durante medio siglo.
Imagen | Estar protegido
En | La gran paradoja de la crisis demográfica de China: su origen se debe a una política que funcionó demasiado bien
En | China sabe que su población va a colapsar pero ya tiene un plan a largo plazo para solucionarlo. Por supuesto, gracias a la IA